Los meses se hicieron muy largos...

Cuando se corroboró que mi hija estaba completamente sana, la negación de su discapacidad volvió de nuevo a mi mente, pero aún me quedaba algo por hacer: El cariotipo, que no es más que un examen genético que muestra una imagen donde puedes apreciar el conjunto de cromosomas de una célula, clasificados por pares, según su tamaño. Se realiza con una muestra de sangre y lo indican generalmente para detectar anomalías cromosómicas. Mi hija Bárbara, presentó algunos rasgos físicos que coincidían con las características del síndrome de Down, y yo debía hacerle esa prueba para alinear la realidad con lo que yo no quería aceptar. Yo no sentí en ningún momento rechazo hacía mi hija, siempre la vi como lo que es, mi hermosa y querida hija! Mis ojos de madre no querían ver los rasgos que me señalaban la realidad, evitaba encontrar similitudes con otras personas con esa misma condición. Y buscamos un médico genetista, de los únicos 4 que hay en todo el país, uno estaba relativamente cerca, en el estado donde vivimos. Conseguimos tomar una cita, pero debíamos esperar aproximadamente un mes por la cantidad de personas que atiende de varias partes de Venezuela. Oré mucho mientras llegaba la fecha. Y finalmente el día llegó, el genetista comenzó por observarla detenidamente, y empezó a contar cada característica, y de una manera muy fría nos dijo: "su hija tiene síndrome de Down, quiero que le realicen la prueba no para confirmar lo que ya sabemos, si no para saber qué tipo de trisomía tiene..." Mi pareja y yo lloramos juntos en ese consultorio, todas las esperanzas que teníamos empezaban a derrumbarse. Decidimos seguir su recomendación. Pero eso no fue suficiente, yo seguía aferrada a la idea de que todos estaban equivocados, esa idea que mantenía una falsa expectativa en mi mente. Le realizamos el cariotipo y nos tocó esperar muchísimo mas de lo normal, casi dos meses, ya que en ese entonces habían muchos apagones y cortes programados de energía eléctrica y eso retardaba el proceso de obtención de los resultados. Cuando finalmente nos avisaron que estaba listo el resultado de el examen, recuerdo que fuimos a buscarlo y me entregaron un sobre, el cual recibí y guardé de inmediato. En todo el camino de regreso a casa no lo quería abrir, y es que en el fondo yo no quería enfrentar la evidente realidad. Al llegar a casa me armé de valor, lo abrí, comencé a leer y ahí estaba confirmado lo que no quería aceptar, su diagnóstico de síndrome de Down o Trisomía 21 - libre, como se conoce actualmente.

Esta es una foto del examen de Bárbara, que confirma su condición de síndrome de Down.

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