POST NARRADO By @ELPAUSERO | Reproduce, escucha y lee.
¡Qué tal Steemit! Les saluda como siempre el panita Alejandro AKA ElPausero, abriendo su alma y corazón ante el mundo sin miedo a represalias. En esta entrada quiero compartirles una historia personal que espero los haga crecer tanto como a mi, una historia de amor, sudor y lágrimas que cambió por completo mi forma de vivir la vida.
En los siguientes capítulos te voy a compartir algo muy privado, espero sepas mantener el secreto.
Con apenas ocho años de edad, perdí mi virginidad e inocencia en manos de una vecina de quince años… Cada vez que cuento esto mis familiares y amistades se burlan, luego se ríen… y acaban felicitándome.
Sinceramente, es poco lo que recuerdo de esos tiempos (más allá de haber sido descubierto por mi abuela tratando de incrustrar mi pequeño pene en la vagina de aquella joven). Es una historia por la que mis familiares me felicitan cada diciembre, nunca falta ese recuerdo.
Sin embargo, lejos de haber sido un gran logro, para un niño de 8 años es algo completamente desconocido e inexplicable, en mis vagos recuerdos creo haberlo disfrutado, pero… ¿Será que sabía lo que hacía?
Más adelante la historia se repitió con otra chica mucho mayor que yo, pero en esta ocasión la chica no era solo mayor, sino que compartíamos un vínculo de sangre, lejano, pero existente.
Ser abusado por un familiar es algo que te cambia de formas que no puedes explicar.
Honestamente, en esos momentos era un preadolescente en pleno descontrol hormonal, buscaba poner mi aparato reproductor en cuanto hueco encontrara (sin mucho éxito, para los curiosos), así que esta aventura no fue tan mala como la anterior, ambos disfrutamos lo poco que duró… Pero fue justo por lo poco que duró, y el triste desenlace, que pasó lo que pasó.
Debido a que la “relación” terminó abruptamente, siendo yo usado y abusado con el único fin de complacer a esa persona sexualmente, nació en mi un sentimiento de inseguridad que perduró hasta llegados mis 19 años.
Tuve varias novias en el liceo, pero solo porque ellas me buscaban, yo era incapaz de declararle mi amor a nadie por el miedo increíble que me daba SENTIR.
Luego de varias relaciones juveniles, llenas de celos y problemas propios de la inmadurez emocional, a los 20, conocí a quien se convertiría en mi primer amor.
Tuvimos una relación muy linda ella y yo, nos amamos insistentemente, nos mudamos juntos y conocimos Venezuela, poco a poco mis inseguridades fueron desapareciendo, y llegaron los delirios de amor.
Por si no lo saben, el “delirio de amor” es un trastorno obsesivo que quizás mucha gente tenga en estos momentos. Ocurre cuando un fanático cree amar a un artista, influencer o personalidad que no conoce, lo mismo incluye a personas que pensamos sentir amor por otros, pero por motivos incorrectos.
En mi caso, la sensación de paz y seguridad que me brindaba esta mujer me hizo sentir un delirio de amor muy profundo, llegamos a pensar en casarnos aun sin estar preparados, nos mudamos juntos, viajamos, éramos muy felices juntos, pero no por estarlo, era todo por la libertad con la que contábamos gracias a nuestra compañía… Eso lo sé ahora, pero en aquellos momentos no lo entendía.
Supongo que mi delirio era más grande que el de ella, pues apenas pudo buscó una forma de librarse de mi, regresándome así, al hueco en el que me había encontrado.
Desde entonces, he sido un solitario, esquivo del amor.
Pero tras varios años de soledad me di cuenta de que mis genes, mi biología, está configurada para amar, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo… no puedo huir del sentimiento, de la química implícita en el romanticismo, soy adicto a la dopamina, serotonina y oxitocina.
La soledad a veces me impulsa a hacer cosas que no quiero, como “enamorarme” de una desconocida que vi en un bus, pensar en ella todo el día solo porque me regresó la mirada, especular sobre lo que pudo ser.
A veces, paso horas imaginándome encuentros que nunca ocurrieron, conversaciones que jamás he tenido, y escenas que difícilmente acontecerán. Pero hey, si llegasen a pasar, estaré listo…
Debido a mi faceta de “Influencer”, mantengo siempre una actitud positiva ante la cámara, manejo mis redes con alegría y pocas veces comparto mi soledad con el mundo, esta será una de las pocas veces en las que podrán conocer este lado oculto en mi… Soy un solitario.
Algunos piensan que la soledad se ve triste, lúgubre… Pero no, realmente, se ve así... ↓ Feliz, como yo.
Muchas veces estoy rodeado de personas que me buscan por intereses diferentes, y no niego que he tenido la oportunidad de dilucidar amor en alguna que otra mirada, pero mi inseguridad me dice “No confíes”.
Pero no todo es negativo, al contrario, he aprendido mucho gracias a mi enfermedad.
Aprendí que mi felicidad o seguridad no debería depender de nadie más que de mi, aprendí a ser independiente, a disfrutar mis momentos a solas conmigo… y no, no me refiero a la paja picarones.
Como no valoro a la gente según su trato hacia mi, los valoro en base a sus actitudes ante la vida, sus virtudes y defectos. Dejé de ver a la gente como un eco de sus sentimientos hacia mi, y empecé a verles como lo que son realmente, organismos independientes que de vez en cuando cruzan caminos.
Muchas gracias por leer hasta acá, por estar siempre allí, apoyando a este saco de errores que se rehúsa a madurar. ¡Nos leemos en un próximo post!