Fuente
Soy un vaso que está al borde a punto de derramarse. Al borde de un abismo entre la fina línea de mi paciencia socavada por el ardiente calor y la pesadez de los días, el trasporte que nunca llega, los sueños que me esperan y yo aquí sentada sin poder hacer nada mirando la vida pasar. Estoy en una estación pero no sé a dónde voy, miro a lo lejos y no puedo ver nada.
Algunos dicen que ya llegará, otros dicen que nunca vendrá. No sé qué creer, vivo en la utopía de creer en lo imposible, mientras todo se desvanece frente a mis ojos, se desbarata a borbotones, lo noto en los rostros tristes que van de mano a las maletas.
Cuando haces silencio puedes oírlo a lo lejos, como un suspiro o como una retahíla de ellos. Pero es más fuerte, ¡mucho más fuerte! Es el caos que se nos va de las manos.
Venezuela se ha convertido en esa estación que despide miles a diario.
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