Solo falta una semana para mi partida a España, han sido días de mucho estrés y mucho papeleo ya que algunos trámites son rápidos y otros lentos, en éste mi país a veces un trámite se realiza tras muchos intentos, días de cajas, sí, de cajas, creo que nunca había metido tantas cosas en cajas, días de lágrimas, de muchas lágrimas, pero en fin, días de ajetreo.
Digitalizar fotos… lágrimas seguras. Recopilé todas las fotos que conseguí en casa de mis padres, además de las que yo tenía en mi casa, fotos de mi niñez, mi juventud, fotos de días muy importantes para mí. Agradecida con la vida por haber sido tan afortunada, ya que al repasar mi vida en fotografías veo lo feliz que he sido, lo amada que he sido, recordar vivencias graciosas de mi niñez, recordar a mis amigos (muchos ya fuera del país), mis amores, los viajes con el que ahora es mi esposo (siempre nos gustó recorrer Venezuela), repito, no tengo más que agradecer cuando repaso lo que ha sido mi vida hasta ahora en fotografías. Dejar mi álbum de bodas y todas mis fotos en una caja, un puñal en el pecho.
Deshacerme de todo tipo de objetos… romper guías de estudio olvidadas en casa de mis padres, diarios, entradas de eventos, cines, conciertos, todas con algún significado especial, botar cassettes, si, cassetes, algunos grabados por mí en los 80’s y 90’s, principalmente de música (los que me conocen saben lo musical que soy), pero también de otro tipo, con la voz de mis abuelos (mi abuela era cantante de zarzuela y mi abuelo locutor de radio), programas que me gustaban (tenía varios del show con Carlos Sicilia) y hasta con mi gato maullando, todos ellos también digitalizados.
Una última mirada a mi cuarto de soltera… con margaritas por todas partes (mi flor favorita), lágrimas de nuevo, una última mirada a la casa de mis padres…más lágrimas.
Las cajas de nuevo… he guardado no solo fotos, sino adornos, teléfonos, fuentes, utensilios de cocina, planchas y que se yo cuantas cosa más, tarjetas que me han regalado y hasta la pulserita que me pusieron en la clínica cuando nací…
Aún no hago maletas y ya han sido muchas las lágrimas derramadas, no quiero siquiera imaginarme el día de la despedida con mis padres en el aeropuerto… Hoy estuve llorando en la tarde y mi papá se sentó conmigo y solo me recordó las palabras de aquel poema de Antonio Machado, tantas veces entonado por Serrat:
“Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar”
Me dijo que buscara mi destino, que siguiera el viaje que es la vida, que descubra nuevos y mejores horizontes y que no me preocupe por lo que dejo atrás porque de lo contrario mi maleta será muy pesada, que sólo me lleve bonitos recuerdos de lo vivido.
Creo que esta es la decisión más difícil que he tenido que tomar en mi vida, dejar atrás la ciudad que me vió nacer, a mi familia, personas a las que quiero, dejar todo lo conocido, todo lo que considero mío e irme lejos, muy lejos, tengo miedo pero tienes razón papá, seguiré avanzando, tomando un nuevo camino, gracias papá como siempre por darme el mejor consejo posible en tiempos de incertidumbre… Te amo.