Durante la primera mitad del Siglo XX, se dió en Europa un proceso de proliferación de Estados totalitarios que en si mismos representaron sistemas de gobierno nuevos en la historia, puesto que en distinción a los regímenes absolutistas o despóticos poseen ciertas características particulares. En la obra "1984" de George Orwell se describen explícitamente las características fundamentales del totalitarismo en su máxima expresión a través de un relato que se ubica en un contexto retro futurista, evidenciando las situaciones diversas que acaecieron durante la época anteriormente mencionada en los regímenes totalitarios reflejados en el Nazismo alemán y en el Estalinismo soviético.

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La narración se sitúa en un gigantesco Estado llamado Oceanía y la trama transcurre específicamente en la ciudad de Londres. Winston Smith, de unos treinta y nueve años es el protagonista y se describe a la ciudad con un ambiente frígido, desolado y miserable, en la que los elementos mas resaltantes son los cartelones del partido oficial, el INGSOC, mostrando al líder supremo, el "Gran Hermano", además de otro modelo de propaganda política para repudiar al tan mencionado enemigo de la revolución: Emanuel Goldstein. Resulta curioso que, dentro del contexto de la obra, no se observa físicamente en ningún momento ni al "Gran Hermano" ni al enemigo público número 1, al que se culpaba de conspirar con las potencias exteriores y desestabilizar la acción del partido. Por otra parte, se observan las curiosas telepantallas, instrumentos de propaganda y exaltación al partido, que además sirven de herramienta al Estado para mantener vigilada a la población día y noche, ejerciendo un férreo control en todos los aspectos de la vida.

A lo largo de la obra, Winston describe detalladamente el contexto político, económico y social en el que se encuentra situado. En este sentido, es necesario partir de una explicación del sistema estatal. Este se encuentra dividido principalmente en cuatro órganos: El Ministerio de la Paz, el Ministerio del Amor, el Ministerio de la Abundancia y el Ministerio de la Verdad, en el cual labora Winston. El primero, el Ministerio de la Paz, se encarga de los asuntos relacionados a la guerra, y esto es sumamente necesario porque Oceanía se encuentra en un perenne estado de guerra; El segundo, el Ministerio del Amor, se ocupa de procurar el cumplimiento de la ley y la permanencia del orden o, en otras palabras, encarna el aparato de persecución del régimen, un aparato que por cierto esta dotado de herramientas que le permiten al Estado ser casi omnipresente; El tercero, el Ministerio de la Abundancia, tiene como función gestionar los asuntos económicos, es decir, garantizar la sustentabilidad y el abastecimiento de bienes, cuestión que por cierto es bastante decadente en Oceanía de acuerdo con las descripciones de Winston, quien afirma estar en presencia de un desabastecimiento exacerbado; En último lugar encontramos el Ministerio de la Verdad, el aparato de propaganda del Estado, aquel que establece las noticias y además se encarga de promover la cultura y la educación bajo la línea dictada por el régimen, razón por la cual este ente guarda un rol especial entre los demás ya que se encarga de articular las funciones otorgadas a los demás ministerios. Como detalle fundamental para entender el totalitarismo y su presencia en esta obra, hay que tomar en cuenta que el Partido se encuentra indisolublemente unido a la estructura del Estado, de modo que no se conciben como elementos distintos. El Partido representa la acción del Estado, y esta acción no distingue límites entre lo que corresponde a lo público y lo que corresponde a lo privado

Desde el punto de vista social encontramos una estratificación interesante: Se encuentra la cúpula gobernante, los jerarcas del partido, quienes aparecen en los espectáculos y en los eventos políticos de mayor trascendencia; En segundo lugar se encuentra la denominada "clase media", el estrato al que pertenece Winston, aquellos a quienes el régimen domina continuamente y sobre los que ejerce un férreo control, destacando el hecho de que todos estos laboran y desarrollan todas sus actividades dentro de la estructura gubernamental al no existir ningún ámbito para organizaciones privadas; Y en tercer lugar se encuentra el proletariado, aquellos que viven a las afueras de la ciudad y sobre lo cuales el régimen no ejerce control al no considerarlos como personas, es decir, los cuales no representan ningún peligro y ejercen actividades rudimentarias.

La idea del dominio total es aquello que dota de esencia al totalitarismo. Borrar los límites entre lo privado y lo público es su propósito y para ello se hace necesario un continuo control del pensamiento. De hecho, el órgano represivo del Ministerio del Amor se denomina "Policía del Pensamiento". Winston representa en esta historia un símbolo de rebelión frente al monstruoso poder que puede ejercer un Estado Totalitario. Al desarrollarse la obra, observamos a Winston en un continuo proceso de reflexión acerca de todo: Las guerras como aparato de propaganda para inculpar al exterior de todas las desgracias vividas, la estratificación con el objeto de controlar el poder, la prohibición de las relaciones sexuales por considerarse un aspecto peligroso para el dominio del Estado, pues implica un vínculo entre personas y, entre otras cosas, el desarrollo de un idioma que en el largo plazo garantizaría el control total del pensamiento: La Neolengua. Es tan interesante el proceso de estructuración de este idioma y sus propósitos que serán tratados en otra publicación.

Finalmente, Winston se enfrentaría a lo que mas temía: Ser descubierto mientras reflexionaba, mientras cuestionaba y ser entonces un nuevo perseguido por la Policía del Pensamiento. No obstante, el resultado de su captura, los interrogatorios y las torturas realizadas es sorprendente, pues su voluntad no pudó resistir el poderoso aparato simbolizado por el Gran Hermano, su voluntad cedió frente al sufrimiento y la humillación tal como se menciona en uno de los pasajes de la obra: "El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles las formas elegidas por ti".

El totalitarismo que ha tenido sus máximos representantes en los Nazis y en los Estalinistas se basa en la idea de que "el verdadero poder, el poder por el que se tiene que luchar día y noche, no es el poder sobre las cosas, sino sobre los hombres". Este poder, aquel que vemos reflejado en las tendencias totalitarias, se encuentra sustentado en la pretensión de controlar la vida en todos sus niveles, de subyugar la naturaleza humana y sustituirla por otra noción de esta, de confeccionar una realidad afín a aquello que quiere la estructura de poder.

Si aun no has leído esta novela te la recomiendo sin pensarlo dos veces.
Y recuerden, el Gran Hermano los está observando.