La enfermedad como motivo para amar la vida

Esta vez el club de lectura se mudó a @mosqueteros y el libro que debatíamos tiene como título Los ojos del perro siberiano (1998) de Antonio Santa Ana. Este autor nació en Buenos Aires en 1963 y es también editor y especialista en literatura infantil y juvenil; además, tiene otros títulos publicados como Nunca seré un superhéroe (2000) que trata sobre el tránsito agitado de la niñez a la adolescencia, el cuento infantil Los superfósforos (2008) y su más reciente obra Ella cantaba (en tono menor) (2012).

Los ojos del perro siberiano
Extraído de Lectulandia


Los ojos del perro siberiano es un libro sencillo de leer que es narrado desde la perspectiva de un adolescente que describe su vida en torno a la enfermedad de su hermano y cómo este fue excluido de la familia por su condición. Cuenta cómo una familia tiene lazos lábiles, distantes con él y todo es una fachada hacia la sociedad, un constante aparentar: su padre, siempre pendiente de los negocios y su madre de su jardín y sus quehaceres.

El hermano, el primogénito, había sido el orgullo de la familia hasta su enfermedad que significó su exilio; el menor (y narrador de la historia) fue un hijo no planificado que lo desplazó del centro de atención en el que estuvo por trece años.

El narrador nos lleva por un laberinto de situaciones familiares en las que desea escapar de un ambiente fantasmal, y cuenta con un cómplice, su mejor amigo, quien fue su confidente por muchos años. En su primera escapada decide visitar a su hermano y allí conoce a su peculiar mascota que en un principio solo era un perro muy bonito pero con el tiempo se convirtió en algo especial. Después de este viaje de visita a su hermano, al regreso ya no era la misma persona se sentía “liviano y pesado a la vez (…) tenía frío y calor.” A este punto el narrador estuvo experimentando la sensación de estar perdido, rodeado de cosas que no entendía. Vive en una casa donde las manifestaciones de afecto son algo insólito porque nunca se dan, sin embargo, la distancia entre los hermanos significa más adelante su acercamiento ya que empiezan a relacionarse de mejor manera.

Al ir mejorando la relación entre ellos el narrador recibe un regalo de su hermano que lo deja sin palabras, se abrazan, lloran juntos: una fotografía con una vela y una partitura. Este libro nos enseña a través de sus páginas a vivir, a amar la vida y todo lo que nos regala, mostrado así por una persona que tiene una enfermedad que lo condena a muerte y al rechazo por parte de la sociedad y hasta de su propia familia.

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