En la necesidad de contener un conflicto en el interior —y esto a nivel técnico— se me dificultó el dibujo con la perspectiva de un punto. Buscaba de algún modo mostrar lo interno, sin que fuese ocultado por lo externo —que en teoría lo oculta—, y surgió esto.

Cada vez acercándome más a las influencias arquitectónicas, muestro un dibujo cercano al proyectista donde la realidad de su volumen y forma ubicadas en el espacio debe ser lo más clara posible.

El espacio vacío y las sombras que se posan encima del volumen, me apasionan al punto de la obsesión. Es una obsesión de contraste de grises y de la visualización de la profundidad. Me esmero en captar el detalle.

Es un Uno que se retuerce entre sí mismo. La unidad aparece de nuevo porque la influencia del dibujo del cuerpo tiene resultados. La lucha individual explícita en los anclajes que remarcan el lugar donde estará sujeta hasta cuando decida —ella misma—.

Volcarme a lo introspectivo, tendrá una razón en las luchas que no son necesariamente interpersonales sino, ahora, personales y que mantienen, de igual forma, una lucha de poder.