Una vez recorrido el camino, tenemos la manía de mirar hacia atrás y lamentarnos de todo aquello que nos ha pasado, causando dolores en el momento, viendo cada suceso como una desgracia y deseando frenéticamente un instrumento o don que nos permita regresar los pasos y así poder evitar ciertos acontecimientos. Tamaño error.
Hay partidas que duelen, momentos que duelen, tiempos en general que están impregnados de dolor, pero todo aquello es necesario para moldear ese producto que un día llegaremos a ser. La vida no se trata de evitar obstáculos ni de disfrutar un camino de fácil tránsito, la vida es un maratón donde el fin exacto es ir de obstáculo en obstáculo para llegar a tu meta interna. Vaya satisfacción llegar al final y observar con cansancio y una sonrisa el trayecto recorrido con ese temple y voluntad que te llevó hasta allí.
También lo decía Facundo Cabral: "La vida no te quita cosas, te libera de ellas. Te alivia para que vueles más alto, y así puedas alcanzar la plenitud. Desde la cuna a la tumba el trayecto es una escuela, por eso, todo aquello que llamas problemas, son en realidad lecciones"
