Una vez me preguntaron cuál era mi cosa favorita en el mundo.
Mi mente viajó inmediatamente a la vista de un atardecer precioso, lleno de colores, esa vista tranquila que te acaricia el alma.. que lleva a una mente inquieta con millones de pensamientos de cosas triviales, vagas, o esas discusiones internas.
Puedo estar hasta que el último color vivo se pierda en el horizonte, hasta que venga la presentación elegante del cielo, la noche. Sin embargo, cuando miro un poco más, me imagino unos ojos color café mirándome con preocupación, haciendo una pregunta silenciosa sobre mi ceño fruncido, ese que sale entre mi disputa interna, entre algo que me falta. Vuelvo a sus ojos y lo entiendo, es él.
Él, hace que diga las cosas que pienso en voz alta, me acompaña, me guía, me reconforta... me acaricia el alma.
Mi cosa favorita del día es el atardecer, pero mi cosa favorita de todos los días es su amor.
