El liberalismo es una doctrina que asume la libertad individual como el centro del dinamismo social y económico, es decir, no hay una intervención del Estado, por lo que se produce una separación de los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial propuesto por Montesquieu en “El Espíritu de las Leyes”).
Hay libertad asociativa, libertad de culto, libertad de elegir, libertad económica, libertad de tránsito (territorial interno y externo), libertad de comercio e intercambio. El Estado se reservará las políticas sociales pero será garante de la cultura, la salud, la recreación y la seguridad sin poner barreras a la iniciativa individual.
El liberalismo esta vinculado estrechamente con los principios de la Revolución Francesa: igualdad, libertad y fraternidad. El liberalismo reconoce la desigualdad pero la enfrenta con más oportunidad y el Estado no será el que sancionará sino la sociedad, es decir, será árbitro y no interventor.
Mill propone, según Sabine (1937) que en la acción personal no debería influir ni el Estado ni la sociedad, por lo que no afectará de ninguna manera los intereses de otra persona, pero “las instituciones históricas y las leyes psicológicas generales de la conducta humana o entre las instituciones y las condiciones físicas invariables no coincidían” (Sabine, 1937, pág. 517). En otras palabras aceptaba la libertad como condición propia del ser humano responsable y la sociedad deberá aceptar esto siendo a su vez un bien social más que individual.
Para Martín Baró la Psicología de la Liberación propondrá tomar la postura de la realidad y aportarle soluciones, cuyos principales problemas se centran en que el individuo adopta la postura de cierto grupo social, es por ello que la psicología social “debe buscar como objetivo la libertad social e individual” (Martín Baró, 1983, pág. 48).
Esta libertad si se hace en cuánto ideológica habrá en consiguiente una libertad social. La psicología de La Liberación debe adecuarse al contexto histórico el cual se estudiará, para aportar de manera asertiva a ese contexto que lo amerita.
Esta psicología de la liberación tiene corrientes marxistas ya que toma de Marx las diferencias de clases y la falsa conciencia, al mismo tiempo ese reconocimiento de la falsa conciencia es la que hará que el hombre se libere de toda acción que lo invade y comenzar a analizar su entorno social de una manera distinta a comparación de lo que la clase dominante quiere que pienses. La libertad que tiene el hombre de reconocerse a si mismo en una sociedad dará una liberación social.
Referencias:
Martín Baró, I. (1983). Acción e Ideología. El Salvdor: UCA Editores.
Sabine, H. (1937). Historia de la Teoría Política. Nuevaa York: Fondo de Cultura Económica.