De cartas y declaraciones

IMG_20190310_184514.jpg


Hoy se me hace más escribirte, no sé si es cuestión de tiempo y confianza o de armarme de valor. Mira que esto de decir las cosas nunca fue lo mio. He estado pensando mucho en ti últimamente, es una tontería, no debería extrañarte.
Ha empezado el día y la luz de la mañana empieza a mostrar sus primeros rayos, tiene el sol como protagonista y a ti como cómplice.
Tengo que confesarte que no quiero dejarte ir, que me he convertido en una egoísta que necesita de tu sonrisa para sentirse un poquito menos sola dentro de una ciudad desconocida llena de extraños de miradas vacías. Me he acostumbrado a tus ojos brillantes, esos que se ponen chiquitos cuando sonríes, a tus rostros llenos de enojo y a todos tus intentos de robarte sonrisas. Qué curioso, ¿no? Cómo es que llegas a convertirte en recuerdos que se quedan atascados en la memoria.

Puede que existan muchas palabras que intenten describirte, pero así como tú, se van -o se me van- . Ahora todo vale sólo en los recuerdos, y es que no somos más que eso, un pequeño recuerdo en algún rincón de la mente de alguien . Quizá algún día de estos construya una máquina del tiempo, así puedo navegar entre la memoria del pasado y encuentre el momento exacto en el que descubrí tu sonrisa.

He llegado a desconocerte y a conocerte en el tiempo, ese mismo que se nos hace eterno. No me gusta especular en cuánto durará esto ni cómo ha de seguir. Te atascaste en alguna parte de mi y las nimiedades no parecen tener importancia. De alguna forma compartimos nuestras vidas, vida que no es única de cada uno, creamos rutinas que se van adaptando a los cambios impuestos, nos hemos convertidos en cómplices , y es que hay cosas que carecen de necesidad de ser repetidas o incluso dichas.

Y quizá te preguntes el por qué de esta carta; creo que he llegado a saberte triste, y además, me gustaría ratificarte que estoy y soy y que estás y eres. Y que te quiero. Que te has convertido en un alivio atrapado en mi costado. Que eres verbo y sujeto, pero de esos que son alegres. Que eres complicidad y lealtad que se renuevan en los bríos que restan de este otoño que aún no termina de llegar. Que me costó aceptar tanta alegría y que a veces me pierdo en el carnaval lleno de antifaces y de misterios guardados en una fortaleza que aún no me permites entender. Entonces te ratifico que te quiero y que ya no quiero quedarme en asombros, en deslices de palabras hirientes y en frustraciones que queman.

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now