FLOW: cuando disfrutamos dándolo todo (Parte 1)

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FLOW es un estado mental, silencio interior, enfoque e inmersión total en un reto tanto manejable como apasionante.


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“Concéntrate”, “debo concentrarme”, “vamos concéntrese”, “solo se necesita un poco de concentración y listo”.

Sin importar a qué te dediques para vivir, cuáles sean tus hobbies o la actividad a la que te dediques, el requisito básico es concentración y dedicación a lo que haces, al menos hasta alcanzar un nivel de habilidad que te permita progresar sin estar totalmente inmerso en la tarea.

Cuando el nivel de dificultad de lo que estamos haciendo está perfectamente balanceado con nuestra habilidad en su desempeño, entramos en un trance consciente y extremadamente provechoso llamado FLOW, para el que no existen distractores ni limitantes.

Antes de discutir de qué se trata el FLOW y cómo llegar a él, acerquémonos brevemente tanto a los elementos que potencian su aparición como a los que lo perjudican, porque conociéndolos alinearemos mejor los elementos que necesitaremos para entregarnos de forma más satisfactoria a su cumplimiento.

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La red de la distracción, o “la mente del mono”

Para desarrollar este tema hay que mencionar que poseemos una red neuronal dedicada a la divagación y a la anticipación del futuro, además de un narrador hecho a la medida de nuestros pensamientos para resaltar nuestras malas decisiones; sin duda un molesto vestigio evolutivo que es constantemente estimulado por nuestra búsqueda incesante de distractores.

Esta red que llamaré la red de la distracción o “la mente de mono”, posee también una red opuesta llamada la red de la atención que describiré más adelante.

La mente del mono actúa instantáneamente cuando dejamos de prestar atención, en búsqueda de cualquier estímulo que nos proporcione disfrute con poco esfuerzo; como por ejemplo las redes sociales donde el flujo constante de información proporciona pequeñas inyecciones de dopamina en nuestro cerebro debido a la expectativa de conseguir algo interesante; si conseguimos un chiste que nos saca una carcajada y luego un video musical que disfrutamos, el pequeño disfrute que nos proporciona y la naturaleza adictiva de la dopamina nos hará anhelarlo cada vez más.

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Al recibir estos pequeños y variados estímulos constantemente, estamos estimulando y fortaleciendo nuestra mente de mono, que a su vez suprime el poder de la red neuronal de la atención, haciendo que la divagación sea más frecuente, dándole a su vez más relevancia a la voz constante en nuestras cabezas, conocida como “la mente bicameral” que juzga nuestras acciones pasadas y anticipa las futuras, distorsionando el enfoque, incapacitando nuestra atención, reduciendo el desempeño y empeorando nuestro estado de ánimo.

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Multitasking

Como si fuera poco, distraernos no es la única manera de fallar en nuestros intentos de ser productivos, si distraernos con las redes o en divagaciones infinitas no es lo nuestro, existe otro elemento que puede matar nuestra productividad incluso antes de siquiera existir, y ese es el multitasking.

Multitasking es hacer varias cosas a la vez, aunque sabemos que podemos leer el periódico y cepillar nuestros dientes sin demasiado esfuerzo, también sabemos que no podemos sostener una conversación con más de dos personas al mismo tiempo.

Esto se debe a que el cerebro humano procesa un máximo 110 bits de información por segundo, una conversación requiere 60, aquí yace el limitante de nuestra percepción.

El hecho de hacer varias cosas a la vez no implica ahorro de tiempo, sino malgasto de procesos mentales al saltar entre tareas ya que la cantidad de información procesada es la misma pero de forma intercalada, este salto incesante tiende a confundir, agota la capacidad de atención, aumenta el estrés, la frustración y la presión debido a la prisa que generalmente acompaña al multitasking.

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los estímulos

Concluido el tema de los enemigos de la concentración es hora de hablar del principal aliado de la atención: el estímulo, que en este caso no es más que el interés en completar un objetivo o llegar a un desenlace esperado.

Existen diferentes teorías que describen cómo deben ser tales estímulos para que atraigan nuestra atención y en realidad no se contradicen entre ellas:

  • La teoría de la expectativa nos dice que para lograr mantener la atención, se debe de esperar que ocurra un estímulo.

  • La teoría de la activación sostiene que el estímulo debe ser proporcionado de manera constante.

  • La teoría de la habituación dice que la efectividad del estímulo decae a medida que el mismo se haga costumbre.

  • Y por último la teoría de la detección de señales afirma que a medida que crece el cansancio y disminuye la velocidad de respuesta y número de aciertos, también se reducen los falsos positivos.

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El estímulo que mueve a cada individuo varía, más allá de lo que nuestro cuerpo percibe, tales como los estímulos personales, elementos que nos hacen responder de manera selectiva, y por ellos me refiero a los gustos, hobbies, pasiones y rasgos de personalidad que poseemos, que logrando impulsarnos a través de ellos, el ser productivos pasa de ser una preocupación a ser el único estado posible.

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Referencias

Why Meditate?| Change yout Brain's Default Mode

The Science of Internet Addiction and Brainpower

Mihaly Csikszentmihalyi: Flow, the secret to happiness

How the Internet Redesigns your Mind | Choose your Default Mode

Atención sostenida: concepto y teorías

El ‘multitasking’ es malo para tu cerebro


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