El loco en el laberinto: Desmemorias e irreflexiones sobre el proceso migratorio, 1: Dónde están las penas de antaño.

La obligada foto desde el avión
(Fotografía del autor)

Se cuenta que el rey Minos hizo a Dédalo construir un laberinto para encerrar al minotauro, hijo de su esposa Pacifae. En ese gran palacio conformado por un sin número de salas, como señalan las fuentes antiguas, entró Teseo quien pudo con la ayuda de Ariadna salir del recinto. “Fue un hilo de Ariadna”, decimos cuando señalamos aquello que nos ayuda a salir de un problema.

En los pasillos de La Vega se habla venezolano
(Fotografía del autor)

Un hilo de Ariadna me trajo a Santiago de Chile hace unos meses. Y escapé, como el loco del tarot, con un poco más que un hatillo al hombro, de las perversidades de un estado delincuente y, por sobre todo, de la falta de vacunas para mi pequeño Georges y la pérdida profunda de esperanzas en un mejor futuro. Y este loco del tarot, ha entrado ahora en un nuevo laberinto. No son las vacunas: que son gratuitas, acompañadas de varios kilos de leche, también gratuita. No es el tratamiento para mi hipertensión: que es gratuito. No es la harina para las arepas que abunda en el Mercado de la Vega en el céntrico Santiago, en donde en una babel de nuestra república el acento andino y el maracucho se mezclan con mi “cantaíto” oriental recordando los mejores tiempos del ferry para Margarita donde tomando Heineken venezolanos de todas partes nos escapábamos a esa isla del paraíso. No es el pollo. No, no es eso. Con las primeras semanas de trabajo del mes ya cubres tus necesidades básicas. El problema es otro. Es el cambio de piel. No es ser el loco... Es estar cerca de ser el colgado, el arcano XII.

La literatura está llena de muy buenos ejemplos de viajes transformadores. Hay incluso un género, el del bildungsroman, que agrupa a un conjunto de historias en donde el protagonista, sometido a un conjunto de experiencias, se transforma. El lazarillo de Tormes es una de ellas. Holden Caulfield y su periplo por la noche de Nueva York en El guardián entre el centeno nos presenta a ese héroe perdido que se transforma al contemplar la alegría inocente de su hermana. En un texto medieval, El viaje de San Brandán, el héroe santo en un periplo que comparte muchos elementos con el bíblico de Jonás decide buscar el infierno, descender a él, conocerlo, para transformarse y así acercarse a Dios. Y de nuevo los griegos nos traen quizá la mejor obra en donde un viaje hace, construye, “la persona” que es el personaje: La Odisea.

Y así como Odiseo debió instalarse con Calipso, suspendiendo su vida, dejándola en "suspenso" como el colgado del tarot, así la migración te hace desvestir tus hábitos. Olvidar que quieres dar clase de literatura y comenzar a hacer Uber: taxiar en argot venezolano. He de confesar que para mí es todo un reto: Probablemente el mayor que he enfrentado hasta ahora. Mayor que mi divorcio que me arrastró a un estado de depresión mayor. Es este el primer texto de una serie que le dedicaré a mi problema. Como verán al pasar de los párrafos mi problema es banal. Creo que fue Uslar Pietri quién dijo que la ignorancia de Chávez era supina: No hay superlativo en nuestra lengua para designar la tragedia que dejó tan bien sembrada este oscuro personaje de nuestra historia. Mi problema es banal frente a nuestra tragedia, frente a todas la historias de venezolanos de las que escuchamos y/o leemos a diario. Venezolanos en Venezuela. Venezolanos escapando de Venezuela. Venezolanos fuera de Venezuela. Pero es el mío y es entonces el que puedo contar en primera persona.

Para esto último hago mía esta declaración de Cioran en Del inconveniente de haber nacido:

La verdad reside en el drama individual. Si realmente sufro, sufro más que un individuo, sobrepaso la esfera de mi yo y me uno a la esencia de los otros. La única manera de encaminarnos hacia lo universal es ocuparnos únicamente de lo que nos atañe.


Dónde están las penas de antaño. Un tópico es una estructura literaria que los autores han repetido a lo largo de la historia. Es una forma de desarrollar un tema. El tópico del Ubi sunt es usado por Jorge Manrique en sus célebres coplas:

¿Qué se hicieron las damas,

sus tocados y vestidos,

sus olores?

¿Qué se hicieron las llamas

de los fuegos encendidos

de amadores?

¿Dónde están? ¿A dónde se han ído?, canta Francois Villon igualmente:

Decid dónde Heloísa está, la tan juiciosa,

por quien fue castrado y enclaustrado luego

Abelardo el Sabio en Saint-Denis famosa:

pagó con tal pena su imprudente fuego.

Entre las viejas piñas y la nuevas
(Fotografía del autor)

Con este tópico, Manrique en español y Villon en francés, se preguntan por las maravillas del pasado que ahora han desaparecido: Todo tiempo pasado fue mejor, nos dicen. En nuestra patria usamos la frase “Una piña bajo el brazo” para designar a esa persona o situación fastidiosa con la que debemos cargar. Estos “erizos” que veo en las calles de Santiago hoy día me han recordado mis viejos problemas por los que me pregunto hoy usando el tópico del Ubi sunt:

¿Dónde están mis viejas piñas?

¿Mis viejas quejas?

¿A dónde se fueron?

¿Por qué con estas nuevas

Me han dejado?

La verdad es que los problemas con los que me he conseguido en este proceso son mayores que todos los anteriores. Por eso deseo mis viejos problemas: Que ahora lucen tan hermosos como las perdidas damas de Villon. Van a eso que crees que te define como persona. Y empiezas entonces a desarmar todo lo que has creído verdadero durante tu vida.

Así comienza Trainspoting (1996)

La Intro de Trainspoting siempre me tocó. Yo no quería ser el hombre del Tv gigante. Ahora he descubierto que soy el hombre del “trabajo”. Mi trabajo como profesor de literatura definió mi vida. Aquí no hay trabajo como profesor de literatura: Y entonces… ¿qué hago con mi vida? ¿Quién soy? En Venezuela gané dinero como profesor, como coach, como terapeuta, como masajista, profesor de biodanza, como tarotista junguiano, como cocinero, como sommelier, como guía turístico o como administrador de un colegio. Desde el primer trabajo aquel que conseguí el día de mi primera boda como encuestador del Banco Central hasta el último como vendedor de guitarras, que me permitió ahorrar los billetes verdes con los que salí del país, siempre podía responder, siempre respondía... Siempre buscaba la forma de aclararlo: "Yo realmente lo que soy es profesor de literatura. A esto, a esto, estoy jugando".

¿A dónde se fue mi trabajo?

¿A dónde se fue mi país?

La brisa de cada mañana

El libro de poesía

Manchado de café

¿Dónde está?

El verso justo que me salvaba

Del fácil problema

De llevar una máscara

¿A dónde se fue mi máscara?

¿Qué haré sin ella?

¿A qué verso pediré auxilio?

¿Me reconocerán los poemas?

¿Me salvarán esta vez?

En este frío tan profundo

En esta noche

Aquí

Tan al Sur

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