Tú, mi cielo.

¿Desea tomar mi mano-.png


Quiero que seas mi cielo,
usar tus pechos como almohadines,
recortarme en ellos para contemplarte,
extender mis manos e intentar tocarte.

Y si llueves porque sufres,
contemplaré el sonido de tus gotas golpeando el suelo,
produciendo ese ruido constante,
parecido al de cientos de caballos galopando sobre el asfalto.

Cuando te encuentres despejada,
podré divisar las aves a lo lejos,
surcando el viento para recorrerte,
anhelando conocer tu orilla.

Observaré tu inmensidad,
cuando sea de noche,
donde las estrellas sean,
las únicas que te iluminen.

Quiero que seas mi cielo,
que seas mía en tu inmensidad,
que seas mi luz al perderme,
entre tanta oscuridad.

Carlos Solorzano.

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