El Hilo - relato

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Me colocan en un pequeño cofre, de esquinas curvas y madera desgastada, con agujas de diferentes tamaños. Un festival de colores en botones y tres brillantes dedales.

Mi carrete esta intacto, estoy tan feliz de pertenecer a esta familia. Intento hablar con rollos de hilos como yo, pero su respuesta nunca me llega, al parecer soy el único diferente.

Los humanos siempre tienen algo que hacer. Van de un lado para el otro viviendo la vida en trazos.

Esta tarde, el señor de la casa parece nervioso. Le pide ayuda a su señora para tomar ruedo a su pantalón. Ésta es la primera vez que me usan. Su esposa hace el doblez con mucho cuidado y esmero, pasando la aguja de tanto en tanto, se concentra mucho en no arruinarlo. Es el único que tiene su esposo.

Puedo ver cómo su hija entra en la habitación portando un hermoso vestido blanco, se ve más nerviosa que su propio padre. Toma asiento a su lado y dice de manera perdida:

“¿Crees que debería casarme?”

Su padre, que tiene el claro semblante de un hombre de pocas palabras, dice de manera tranquila pero con el evidente miedo de pérdida reflejado en sus ojos:

“No te cases, mejor quítate el vestido y quédate viendo televisión a mi lado.”

A las afueras de la casa se escucha un pitido. Han llegado por la novia.

Ella lo mira enternecida, le sonríe y le dice de manera dulce:

“Es hora.”

Ambos se levantan, se toman del brazo y con determinación salen del lugar.

Ese día aprendí lo duro de ser padre.

Con el paso de los años en la familia mi carrete se siguió agotando. Cada vez que les daba un poco de mi hilo una parte de mí se iba con él, pero recibía una gran satisfacción a cambio.

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Un día llegó un nuevo integrante a la familia. Era una hermosa niña. Su hermana mayor se esforzó profundamente en cuidarla. Los padres se encontraban muy preocupados, era una época dura. Solía escucharlos murmurar acerca de cómo sobrevivirían en el mes con cosas tan sencillas incluso como comprar ropa nueva.

Al parecer no era el único que escuchaba, pues la hermana mayor al estar al tanto de la situación, se esforzó para ayudar. Se puso como meta hacerle dos vestidos a su pequeña hermana, ya que los que vendían eran muy costosos.

Pasó varias noches en vela, muchas veces sus dedos sangraron al ser lastimados por la aguja, hasta que finalmente los terminó. Me llenó de profunda paz el verla jugar y vestir a su hermana con un vestido azul y un vestido a rayas, como si de una muñeca se tratase.

Hoy es mi último día. La hermana mayor ha decidido que uno de los vestidos necesita un lazo. Me toma entre sus manos y siento cómo lentamente mi vida se escapa a medida que hala de mí. Pero no estoy triste, pues siempre estaré a su lado.

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Autor:@bridareiven

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Como siempre, espero que disfrutaran mi humilde historia. La hice con mucha dedicación y ha sido la que más me ha gustado hasta ahora.

Estoy ansiosa de leer sus opiniones sobre ella en los comentarios.

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Muchas gracias por leer!

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