La leyenda del Minotauro y el laberinto.


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La literatura antigua griega está compuesta por una infinidad de relatos que nos muestran como era la vida en aquel tiempo y la influencia que tenían los dioses sobre ellos. El día de hoy hago una narración de la leyenda de un monstruo mítico hibrido entre un hombre y un toro al que llamaban el Minotauro.

La leyenda del Minotauro del laberinto.

En la antigua Grecia vivía un príncipe llamado Teseo, Egeo su padre rey de Atenas le había enseñado a ser un hombre gentil y valiente. Una mañana Teseo bajó hasta el puerto donde vio un grupo de personas llorando, con profunda pena, veían como siete caballeros y siete doncellas atados con cadenas abordaban por la fuerza una barca de velas negras. Teseo preguntó a un marinero qué estaba sucediendo, a lo que este respondió que era las familias de las catorce ofrendas a ser sacrificadas. Los caballeros y las doncellas serán enviados a Creta y ofrecidos como alimento al Minotauro, un terrible monstruo que vive en un laberinto.

Teseo había oído historias sobre el Minotauro, según decían era un horrendo gigante con cabeza de toro, grandes cuernos y dientes enormes que habitaba en un laberinto bajo el palacio de Creta, de tan numerosos pasadizos que nadie aún había encontrado la salida, el monstruo era amo y señor del lugar donde devoraba salvajemente cualquier ser humano que osara entrar a su laberinto.


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El príncipe fue donde su padre para pedir explicaciones sobre el envío de inocentes atenienses a tan cruel destino, el rey contó que hace mucho tiempo hubo una guerra entre Creta y Atenas donde resultó derrotada Atenas y desde entonces acordaron enviar un tributo a Creta cada siete años para mantener la paz, el tributo exigido por los cretenses era el sacrificio humano de siete doncellas y siete caballeros para alimentar a su insaciable monstruo con sangre enemiga, el incumplimiento de este acuerdo repercutiría en un nuevo decreto de guerra. Teseo preguntó también si alguien había intentado dar muerte al Minotauro, pero su padre contestó que nadie había salido con vida de ese laberinto.

Teseo corrió de prisa al puerto y se embarcó en la nave de velas negras junto a los catorce tributos rumbo a Creta, antes de levantar el ancla gritó a todos los presentes en el puerto – ¡no lloren! Yo iré a acabar con el Minotauro. El barco zarpó y después de muchos días de navegar llegó a puerto cretense, era la primera vez que Teseo llegaba a esa isla, la encontró hermosa y luminosa, en lo alto de un risco estaba el majestuoso palacio de rey Minos, estaba construido con mármol, decorado con oro y plata con esculturas de toros y delfines.


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Los jóvenes atenienses fueron llevados ante el rey Minos que se hallaba en su trono dorado del gran salón, exaltado preguntó por qué había quince tributos si él esperaba catorce. Teseo se puso frente a él y dijo – soy el príncipe Teseo, hijo del rey Egeo vine a dar muerte al Minotauro y poner fin a esta cruel deuda. El rey sonrió incrédulo y lo retó a entrar primero al laberinto, el día siguiente al amanecer. Junto a su padre estaba la hermosa princesa de Creta llamada Ariadna, maravillada por la valentía de Teseo en ese momento se enamoró de él.

Ariadna esa noche fue a la habitación de Teseo, con la idea de ayudarlo a escapar del laberinto le entregó una espada y un carrete de hilo para tejer, sus instrucciones fueron esconderlos debajo de su túnica, atar el hilo a la puerta, desenrollarlo a su paso por los oscuros pasillos del laberinto y matar al Minotauro con la espada. Este gesto de piedad hizo que Teseo se enamorara de la princesa y prometió llevarla con él a Atenas a su salida del laberinto.


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Al primer albor del día los soldados del rey llevaron a Teseo hasta el laberinto, al cerrarse la puerta tras él quedó envuelto en una espesa oscuridad, sacó el carrete de hilo, ató un cabo a la puerta y avanzó entre los altos muros desenvolviendo el hilo en su andar, la luz que se filtraba desde el palacio dejaba ver una montaña de calaveras y huesos humanos esparcidos por el lugar, acompañados por olor a muerte y putrefacción. A lo lejos escuchó el terrible rugido de una bestia que hacía vibrar los muros, lo sentía respirar muy fuertemente como buscando olores en el aire, daba pasos muy grandes y el rugido se hacía cada vez más cercano.

Teseo caminaba muy despacio y sigiloso pero inesperadamente el monstruo saltó sobre él rugiendo muy fuerte en su cara, el joven rodó sobre el piso y se apartó de él, subió a una roca y la bestia volvió a saltar sobre su cuerpo, solo que esta vez Teseo tenía la espada en guardia y se la enterró profundo en el corazón, el Minotauro cayó al suelo, oportunidad aprovechada por Teseo para sostenerlo por los cuernos y cortarle la cabeza.


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En la oscuridad buscó el carrete de hilo en el suelo y siguió su rastro a través de los tenebrosos pasadizos del laberinto hasta que llegó a la puerta por donde había entrado, tras ella se encontraba Ariadna que al verlo cubierto de sangre se abalanzó a sus brazos en un apasionado abrazo, rápidamente fueron hasta el puerto sin levantar sospechas de los guardias, en el barco le estaban esperando los siete caballeros y las siete doncellas atenienses para emprender el viaje de vuelta a su cuidad, al llegar sanos y salvos a puerto seguro Teseo y Ariadna se casaron.

Plagiarisma - detector de plagio

Esta fue mi narración de esta mítica leyenda.


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"La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada." Lucio Anneo Séneca.

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