El niño que siempre llevamos dentro.

A pesar de que hallan pasado 49 años o mas de vida, siempre existe una personita que nos acompaña a todos lados e influye significativamente en cada una de las decisiones que tomamos. Ella siempre está allí, susurrándonos al oído o alertándonos de manera sublime o inesperada cuando se trata de tomar un camino u otro. Se le conoce, o a alguien se le ocurrió llamarlo, nuestro yo interno; a veces nos topamos con otras singulares definiciones, sin embargo, estoy casi convencido de que se trata de nuestro verdadero ser, es decir, nuestra verdadera y mágica personalidad; que luchando contra un cúmulo de circunstancias y acontecimientos, sobre los cuales no tiene control total, se niega a sucumbir sin dar la batalla por aflorar su descontento o aprobación, sobre la vida o caminos que hemos decidido transitar, esforzándose de manera titánica por mostrarnos, en todo momento, lo que en realidad somos.

Me he percatado que no trabaja solo, la mayoría de las veces está acompañado de una fuerza o energía, que se ocupa de transformar el entorno, mostrándonos un panorama mas claro y sencillo, asegurándose de brindarnos las mejores opciones, de tal manera que las elecciones que hagamos siempre estén ajustadas a la obtención de un resultado satisfactorio.

Por eso es importante que desarrollemos la habilidad de identificarlo: comencé por reconocerlo o hacerme consiente de que verdaderamente está conmigo, que sus intenciones solo buscan favorecerme, y que al fin y al cabo alguien dijo que debemos convertirnos en niños.

Es fascinante ser el protagonista de nuestra propia película, teniendo en nuestras manos la decisión de elegir este o aquel escenario, donde todos ustedes son los personajes que día tras día van dando sentido a nuestra historia. Donde todos ustedes forman parte de la razón misma del estar aquí. Es un verdadero privilegio contar con un elenco tan extraordinario y diverso, por lo cual me siento agradecido; se que siempre estará abierta la posibilidad de poder darle a la historia el giro que yo desee. El solo hecho de estar en ella es un éxito para mi. Soy consiente que por mucho que me esfuerce, no podre predecir con exactitud el final de mi propia película. Sin embargo, estoy tranquilo y confiado porqué tengo el privilegio de estar siendo dirigido por el niño que siempre llevamos dentro.

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