Un mar de posibilidades.

 En nuestra cabeza siempre hay un mar. Un    

   mar de ideas, de pensamientos, de emociones 

   y conocimientos. Todos revueltos entre ellos:


   Algunos con mar calmo, tranquilo y quieto, otras 

   personas, por otra parte, se mantiene en una 

   constante tempestad la cual arrasa con todo 

   este mar, con constantes olas que llegan y se 

   lleva todo consigo, destruyendo a la persona por 

   completo.


   Nuestra cabeza es un mar lleno de revoltijos, 

   no sabemos en que momento puede llegar una ola 

   y llevarnos consigo, mientras que nosotros sólo 

   podemos decidir si dejar que aquella ola nos 

   arrase y nos lleve a lo mas fondo, a aquel 

   lugar oscuro y sin brillo, que sólo te ahoga y

   sientes que no puedes respirar; o puedes nadar 

   dejándote llevar por ella.


   No podemos llegar a conocer todo lo que este mar 

   tiene dentro, y de lo que se forma, sólo podemos 

   aprender a dejarnos llevar, pero lo más 

   lamentable no es aquellos que son azotados 

   por las olas, si no por aquellos que no pueden ni 

   sumergirse, de lo vacío y la poca profundidad que 

   hay en el interior de sí mismo.

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