Cuando me mudĂ© lejos de la casa de mi mamá todas las maticas que compraba morĂan, (que sĂ mucho sol, mucha agua)... un dĂa simplemente estaban muertas.
Siempre me han gustado mucho los árboles, las flores, creo que me identifico mucho con esa parte de la naturaleza. Ese proceso de desohajarse, luego llenarse de hojitas y florear. Es como esos dĂas que nosotros como humanos nos regeneramos.
Me han dicho que tener cactus en la casa es malo, porque genera conflictos. Yo escuchaba sin crear ninguna espectativa.
Los cactus no estaban con tanto cuento y aguantaban rayos y centellas, asà fue como compré el primero. Creció hasta salirse de la maceta, tomé varios hijitos y los trasplanté.
Este de la foto es un hijito que ha crecido, era tan solo una bolita llena de puyas cuando lo separé de su mamá cactus (ja ja ja).
Hace poco tuve unos dĂas difĂciles, muchos contratiempos, stress, obstáculos... eso me gĂ©nero retraso en el trabajo, me olvidĂ© de Steemit, sentĂa que todo me salĂa mal. Que no decĂa las palabras correctas a las personas que querĂa, que no me daba tiempo de descansar bien, sentĂa un caos en mi mente.
Todo fue pasando paulatinamente, como todas las situaciones, son ciclos de aprendizaje...
Cuando bajĂ© las escaleras uno de esos dĂas para ir a trabajar, me topĂ© con que el cactus iba a mostrarme su flor, me sorprendĂ. Con los años que tengo mirándolo jamás habĂa soltado ese botoncito de color amarillo, asĂ que me fui feliz.
Pensaba que esa pequeña planta que nadie le tenĂa fe, era capaz de mostrar tambiĂ©n belleza, nobleza y que sĂłlo debimos darle tiempo.
Mi sorpresa fue mayor cuando regresĂ© y vi esa flor tan grande, de un color tan bello... Me reĂa porque la flor era casi más grande que el pequeño arbolito.
Entonces, creo que la belleza está en todas partes, hasta en una planta llena de puyas, ignorada por ser dura. Hoy esta pequeña planta me hizo sonreĂr y pensar en lo tonta que he sido preocupándome por cosas que no son tan importantes para mi.
Al final del dĂa lo Ăşnico que importa es lo que llevamos dentro y el amor que damos.
Un cuento tonto de amor
Todas las fotografĂas son de mi autorĂa