La realidad de ser un nómada, O: El no pertenecer a ningún lugar, y aún así pertenecer a todos los lugares.

Fue en Septiembre 2016 que salí de mi ciudad. El hartazgo de la cotidianidad y el aburrimiento de la rutina eran ya demasiado por soportar.

Desde 2011 soñaba con viajar sin rumbo y sin prisa pero, cierta carrera universitaria, aquel trabajo con buena paga, una novia con planes distintos a viajar, numerosas deudas económicas y un Eric un poco cobarde constantemente me impedían dar ese paso a ese tan ansiado y desconocido destino.

Sin embargo, de un momento a otro, todas esos factores dejaron de existir prácticamente al mismo tiempo, y el pensamiento de no tengo nada que me ate a mi ciudad fue demasiado difícil de ignorar.

Era ahora o nunca.

Opté por el ahora. Desde ese momento, todos mis días son ahora. No me preocupo por el futuro y no dejo que el pasado me persiga - o bueno, lo intento al menos, aunque no siempre lo logro -, pero este post no se trata de mi manera de vivir mientras viajo, lo que les quiero transmitir esta vez va hacia otro camino.

Este post se trata de lo difícil y a la vez tan fácil que es no pertenecer a ningún lugar, y al mismo tiempo pertenecer a todos.

Cuando comencé a viajar no entendía la importancia del apego, del importantísimo sentimiento de pertenencia que tanto necesitamos como humanos. Somos animales sociales, la necesidad de ser parte de un grupo está grabada en el ADN de nuestra especie y por más que haya quien lo niegue, la felicidad que sentimos al ser aceptados, queridos y tomados en cuenta es un motor muy poderoso que nos hace dar lo mejor de nosotros dentro de nuestro grupo social.

Hay hombres que tienen a su grupo de dominó de los jueves; hay quienes juegan al fútbol con su equipo de los sábados; los hay los que cada viernes ven a su banda en el bar de siempre; están los que todo miércoles sin falta van a practicar su pasatiempo preferido con esos camaradas que lo comparten... en fin, podría continuar pero creo que se entiende la idea. Hace unos años leí sobre el efecto psicológico que tiene en los hombres - supongo que en las mujeres también, pero no leí sobre eso así que no quiero opinar sin saber - el ser parte de un grupo de amigos en donde puedas descargarte y compartir entre hombres y debo decir que lo entiendo.

En mi caso, al estar en movimiento constante y recorrer tantos pueblos, ciudades y países - creo que son como 12 en el último año -, al conocer a tanta gente diferente con la que conectas a un nivel intenso, el experimentar tantas emociones nuevas, sensaciones desconocidas y principalmente, al conocerme a mí mismo cada día que pasa, me tiene totalmente convencido de que la mejor decisión que pude tomar es dar ese paso hacia la aventura.

Si has leído mi blog, sabes que no es de viajes, es de aventuras sin importar el destino. La aventura constante me llena por completo, pero eso no quiere decir que sea fácil tener este estilo de vida.

No es fácil porque cuando decides cambiar de casa cada 5 días, ya no perteneces a ningún lugar ni a ningún grupo social.

Ese movimiento constante no te permite echar raíces, te impide hacer amigos que te conozcan como la palma de tu mano, no puedes hablar de tus problemas con nadie y te limita en las conversaciones que entablas con extraños - hace unos días tuve una conversación muy linda e intensa que duró de 8 de la noche a 4 de la mañana del día siguiente. ¿Sabes hace cuánto tiempo no me ocurría eso?

Todo esto que digo que no hago, el echar raíces, hacer amigos, tener conversaciones intensas, todo eso no lo busco mientras viajo, de hecho lo evito a toda costa, porque después de un tiempo te das cuenta que ese sentimiento de apego no es bueno para alguien que no sabe si dentro de unos días estará en la misma ciudad. Así que lo evito a toda costa, el ser nómada no se lleva bien con la sensación de pertenencia de la que hablaba más arriba, simplemente no van, están más peleados que Ucrania y Rusia.

Al iniciar mi viaje no tenía idea de que esto pasaría. Deberías ver cuantas veces sufrí al dejar un pueblo encantado, un nuevo amigo, un amor fugaz, un lugar del que me sentí parte al menos por unos minutos... en fin, el tener que tirar de las raíces - aunque sean pequeñas - es difícil, pero con el tiempo aprendes a disfrutar del ahora y aprovecharlo al máximo, sin pensar en nada más.

Ojo, el ser desapegado no implica no disfrutar al máximo, confiar plenamente en las personas y agarrarle cariño a alguien que conozcas, solo significa que el aquí y el ahora es más importante que todo lo demás. Enfocarse en disfrutar sin miedo a perder, ya sea un lugar, un amigo, una sensación, una experiencia, una chica o lo que sea, es la clave para no sentir nostalgia o extrañar conforme tu viaje continúa.

Por otro lado, he encontrado en mí mismo el mejor cómplice, el mejor conversador, el mejor amante - no, no me refiero a tocarme a mi mismo, malpensado -, me refiero a que cuando aprendes a amarte a ti mismo, a aceptarte, a seguirte conociendo, a poder estar horas y horas conversando contigo mismo, es cuando el aquí y el ahora comienzan. No digo que no necesito un grupo de amigos o sentirme parte de algo, cuando lo puedo hacer y me puedo dar el lujo de tener que arrancar las raíces en algún momento, lo hago.

Al haber logrado esto... bueno, que digo logrado, esto no se logra, simplemente se avanza, no se deja de crecer y aprender en este camino, pero al menos lo que he aprendido, me ha enseñado a dejar un pedacito de mí en cada lugar que visito, en cada persona con la que converso, en todos los sitios que me hicieron sentir feliz, en aquellos momentos en los que sentí algo nuevo. Y al mismo tiempo, yo me llevo una parte de ellos, la llevo conmigo y cuando lo recuerdo, una sonrisa llega a mi boca.

De esa manera, es increíble no pertenecer a ningún lugar, y aún así pertenecer a todos los lugares... sin extrañar ni sentir nostalgia, porque si lo hago, entonces se vuelve allá y ayer... si me encuentro a mi mismo pensando en el pasado lo único que me digo a mi mismo es...

Recuerda, vive el aquí y el ahora

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center