MEMORIAL VS MEMORIA | Los Necro-monumentos


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La memoria, en términos científicos, es un proceso psicológico que sirve para almacenar información codificada. Se dice que esta información tiene un proceso de recuperación de manera consciente e inconsciente. Todo lo que, a través del tiempo; aprendemos se va quedando en nuestras mentes como si fueran cajas vacías listas para guardar recuerdos, acontecimientos impactantes, personas, información, etc. Cuando queremos recordar un momento significativo, tenemos varias formas de hacerlo y, una de ellas, es tomar una foto o video para compartir ese momento con nuestros seres queridos, redes sociales o simplemente para recordarlo para siempre. A esto le podríamos llamar memorial, los archivos que creamos a partir de materializar un recuerdo. “Desde hace miles de años el ser humano ha tenido el impulso de petrificar su entorno, hemos usado: pinturas rupestres, efigies, pinturas, murales y monumentos. Este acto mezcla elementos históricos y artísticos, pero en su realización trasciende a ambos: describe y define al hombre.” (Rodríguez, 2020).

El memorial es un producto que nos habla del contexto en el que fue creada, ya que provoca cuestiónanos ¿qué significa? ¿por qué la crearon? ¿quién la hizo?, para darnos cuenta de que, más allá de ser sólo una memoria, contiene historia de una victoria, un descubrimiento, que ha marcado toda una generación. Sin embargo; no siempre los memoriales suelen ser algo digno de ver para algunas personas, sobre todo cuando se trata de memorias amargas.

En el año 2012, el artista Sam Durant, realizó una escultura que, para la comunidad nativa americana, hacía referencia al asesinato de 38 dakotas por parte del ejercito de los EEUU en 1862. La instalación fue todo un tema controversial, ya que para los nativos este monumento representaba el dolor de sus ancestros, pero la intención del artista, como lo describe él, fue simplemente el de crear un memorial. Las criticas hacía este trabajo, principalmente, es la premisa de que es un monumento “antiético”, pues esta escultura se comparo con un gimnasio para niños. Otra de las razones fue porqué el artista no era nativo americano.

Por otro lado, fue tanta la presión por parte de los nativos que, el artista termino cediendo los derechos de dicha escultura a los nativos americanos. El resultado fue que cambiaron de ubicación el monumento. En la actualidad, esta escultura es recordada como un tema controversial que afecto a una comunidad de nativos americanos por el hecho histórico doloroso que conlleva. La perspectiva de los nativos, evidentemente, no era la de ver al monumento como un memorial de los hechos, sino todo lo contrario. Pero ¿fue la estética la que causo el descontento de la comunidad? ¿el hecho de que un artista realizo un necro-monumento? Y ¿hasta dónde llega la ética en el arte? Son preguntas que me surgen a partir de reflexionar el por qué un necro monumento suele terminar en descontento. Cabe destacar que la cultura juega un papel importante en un memorial, pues habla mucho de las condiciones sociales, políticas y económicas que representa un lugar. Los necro-monumentos sirven de reflexión sobre una cultura. Asimismo, para conmemorar y exponer problemáticas. “. Los monumentos son la imagen parcial de una época, enaltecen y fosilizan los valores más relevantes de la sociedad.” (Rodríguez, 2020). Por otro lado, el acto de destruirlos, modificarlos o quemarlos también forman parte de este archivo. Expone una parte importante del hombre que es el hecho de no querer repetir el pasado, sin embargo, es necesario recordar que algo sucedió y que, en la actualidad, no es algo que se necesite repetir pues también el monumento expresa esa falta de valores que hubo en dicho contexto. “En la actualidad los monumentos han sido partícipes de múltiples discusiones. Hemos presenciado la caída de múltiples ídolos que antes considerábamos fundamentales. Figuras de gran peso histórico como Cristóbal Colón y Mahatma Gandhi se han dejado de ver con aprecio y se han quitado del espacio público. Otras, como el ángel de la independencia, han sido alteradas como parte de represalias sociales. Estos recientes sucesos han suscitado preguntarnos si es menester demoler todas las estatuas y monumentos.” (Rodríguez, 2020). Precisamente,

un ejemplo de ello es la alteración del monumento de El Ángel de la Independencia en la Ciudad de México. Esta estatua se construyó con el objetivo de conmemorar el centenario de la independencia de México, por el presidente Porfirio Diaz en 1910. Este monumento fue utilizado más tarde como lugar de festejos y manifestaciones, pero en 2019 un grupo de mujeres manifestantes pintaron este monumento. El motivo fue porque exigieron al estado un alto a los feminicidios. Este acto dio mucho de que hablar, sobre todo porqué se tacho de un acto de “vandalismo” y “ataque” hacía una estatua que, para muchos mexicanos, significaba un icono cultural. Independientemente del objetivo político que tienen los grupos manifestantes, en México las cifras sobre feminicidios son alarmante. Alterar un monumento como forma de protesta, es un acto de querer conmemorar un hecho histórico que ha marcado de manera perjudicial a toda una generación de mujeres y familias afectadas; expresar que hay un problema que no se le ha dado la importancia que debe. “Por lo tanto, cuando se tiran monumentos, no se destruye a la persona o suceso que estos fielmente representan, sino que se demuelen ideales. Los monumentos son un reflejo de la sociedad al momento en el que son levantados. “Es natural levantar símbolos cuando creemos en ellos, así como destruirlos cuando los hemos trascendido. “El primer acto de liberación de un pueblo es la destrucción de monumentos a los héroes y caudillos que, instantáneamente, han dejado de serlo.” (como de cita en Carlos Monsiváis, 1984). Demolemos los símbolos del pasado cuando ya no son relevantes.” (Rodríguez, 2020). La relevancia de un símbolo se construye a partir del recuerdo que nos proporciona, y no siempre va a significar lo mismo para todos pues, la información que tenemos almacenada no es la misma.
“Alzar y tirar monumentos es nuestra naturaleza. Es un proceso humano e histórico que habla sobre quiénes somos.” (Rodríguez, 2020)


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Referencias
Kluszczyński, Ryszard W. (2019). “Sculpting Time: the Art of Collective Memory” de En Shifting Interfaces. An Anthology of Presence, Empathy, and Agency in 21st Century Media Arts, ed. By Hava Aldouby, Leuven University Press.
S/A. “Artist Sam Durant and indigenous groups agree to the dismantling of his sculpture Scaffold”. (Junio, 2017). e-flux conversations. Disponible en: https://conversations.eflux.com/t/artist-sam-durant-and-indigenous-groups-agree-tothe-dismantling-of-his-sculpture-scaffold/6651 Última revisión 11Dic2019.
Scott, Andrea K. (Junio 3, 2017). Does an Offensive Sculpture Deserve to Be Burned? The New Yorker. Disponible en: https://www.newyorker.com/culture/cultural-comment/does-anoffensive-sculpture-deserve-to-be-burned Última revisión 11Dic2019.
Rodriguez, García J.F. (2020). “Espejos de la humanidad”, ensayo para la materia de Ideas del ITAM.
Ballesteros, S. (1999). Memoria humana: investigación y teoría. Psicothema, 11(4), 705-723. ISO 690

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