En un jardín lleno de hermosas flores un colibrí volaba y disfrutaba del paisaje. Al posarse en una de ellas pudo notar la belleza de una singular rosa. Ésta aún era un capullo pero su fragancia inundaba todo el jardín, su aroma era totalmente exquisito.
El colibrí nunca se había sentido tan atraído por una flor como ésta, por eso todos los días la visitaba y le cantaba lo mejor que podía. Era definitivo estaba enamorado!
Todas las mañana a primera hora la saludaba
-Hola hermosa, estas más radiante que nunca, tu delicado aroma me ha atraído hacia ti. Dime hermosa ¿Cuándo abrirás tu capullo, cuándo podré beber de tu néctar?
El colibrí se marchaba y volvía día tras día esperando que su capullo abriera.
Un día el milagro sucedió, el colibrí maravillado dio vueltas y vueltas a la rosa cantándole.
_Mi hermosa Rosa, eres el motivo de mis días, tu existencia me da vida. Dime que tu fragancia es solo mía.
La rosa le respondió
_Tu hermoso canto me ha despertado, toma de mi néctar, lo he reservado solo para ti, acércate e imprégnate de mi aroma.
_ Gracias mi hermosa rosa. Eres luz, eres color, eres mi vida.
A la mañana siguiente el colibrí volvió y se encontró con un horrible acontecimiento. Habían cortado todas las rosas del jardín.
Él sintió como si una gran espina lo atravesaba y desgarraba lentamente. Sentía como su vida terminaba allí donde la rosa.
Y así fue, murió junto a su tallo, murió con ella.
