Orbis, La Biblioteca - Relato Corto

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La Biblioteca

Los muros de la sala estaban pintados de un estéril color blanco, sin ningún adorno, que alterara su monotonía, unos veinte mesones ocupaban todo el lugar, en ellos todas y cada una de las doscientas sillas, estaban desocupadas, al fondo se veía el ir y venir de los encargados de la sala de documentos históricos. Hilda se puso de pie y se dirigió lentamente a la puerta de cristal que separaba ambas salas, pensó que sus cuarenta y ocho años ya pesaban en su espalda. Cada vez se le hacía más difícil respirar y no podía moverse a la misma velocidad que antes.

-Espero que no venga nadie hoy- pensó mientas empujaba la puerta, que le resultaba especialmente pesada hoy, -no quisiera tener que caminar una y otra vez por la sala-.

Frente a la puerta de cristal estaba el escritorio del encargado, un joven moreno y delgado de cabellos grasosos, quien miro a Hilda con hastío.

-Hola señora Hilda, poco movimiento en la sala de lectura hoy- dijo el joven, mientras esbozaba una sonrisa forzada.

-Sí Tomas, no ha venido nadie en todo el día- hizo un pausa para tomar aire, le faltaba el aliento, -¿no han bajado aun el documento que pedí ayer?-.

-Déjeme averiguar- Tomas se dio vuelta y caminó hasta el final de la sala donde estaba el mostrador de los archivistas, habló con uno de ellos quien, después de hojear un cuaderno, se apartó del mostrador, Tomas se dio vuelta e hizo un gesto de aprobación en señal de que el documento ya estaba ahí.

El archivista regresó y colocó sobre el mostrador, frete a Tomas, una gruesa caja de color blanco, sobre la que deposito un pedazo de papel y luego le dijo algo, que Hilda no logró escuchar. Tomas levanto la caja y regreso a su escritorio donde lo esperaba Hilda, observando todo el proceso.

-Lo que pidió señora Hilda, el archivista me dijo que debía regresarlo antes de la hora de salida, y que avisara si lo va a necesitar mañana, para no regresarlo al archivo principal-, Tomas colocó la caja sobre el escritorio y entregó la ficha de papel que había puesto el archivista sobre la caja. -debe firmarme el recibo por favor-

Hilda tomo el lápiz que estaba sobre el escritorio y luego de mirar el recibo, lo firmó y lo regresó a Tomas. Levanto la caja, que le resultó increíblemente pesada para lo que contenía, exhaló un suspiro y sorprendida, parpadeo repetidamente, luego de retomar el aliento, dijo jadeante -Tomas, me abres la puerta por favor-

-Por supuesto señora Hilda- se apresuró hacia la pesada puerta de cristal -¿se siente usted bien?-, dijo, mientras la empujaba.

-Sí, no te preocupes, es sólo que me falta un poco la respiración- contesto Hilda mientras salía de la sala, tratando de apresurarse para llegar a su propio escritorio y dejar la caja sobre él,

Jadeante colocó la caja sobre su escritorio y levantó la tapa, en la que sólo figuraba un código de identificación. Contenía un grueso volumen con cubierta de cuero, sin nada escrito en ella, sus páginas recubiertas de plástico, estaban escritas a mano, tenía unas mil páginas, que se encontraban cosidas con lo que parecía ser un grueso cordel de fibra sintética, las ojeo por un momento sin leerlas, sólo viendo su contenido, estaba escrito en diferentes tipos de papel, algunas páginas en papel blanco, otras a rallas, otras en papel que parecía arrancado de otros libros y reutilizado; también, la calidad de la tinta y la letra de la escritura, cambiaban a lo largo de las páginas; se podía notar que el tomo había sido escrito por diferentes personas, a lo largo de mucho tiempo.

Adherido en la cara interna de la tapa de la caja había un sobre que contenía una ficha de plástico con una breve explicación del contenido de la caja.

Ejemplar R-234-443-678

Título: Sin Titulo

Autor: Varios.

Fecha: estimada entre el año 45 y 359.

Descripción: Recopilación de diarios de diversos relatores, se considera el registro de los acontecimientos más próximo a la gran catástrofe, se narra la vida en las catacumbas y se describe brevemente lo sucedido durante la catástrofe.

Proveniencia: Región sur del continente.

Condición: restaurado en 899, hay páginas ilegibles, la cubierta no es la original, se cree que faltan páginas.

Hilda vio la primera página del tomo, estaba parcialmente deshecha en sus bordes, el papel se había tornado amarillo ocre con el tiempo, estaba escrito en español, el texto era apenas legible, por suerte, la tinta azul contrastaba con el color del papel. Colocó el libro bajo el proyector que tenia en su escritorio, para poder leerlo, pues se le dificultaba a simple vista, al principio de la página pudo distinguir lo que parecía ser el nombre del autor, una fecha y una pequeña leyenda.

Antonio José Ríos Arocha, año 5 en las catacumbas.

Creo que han transcurrido unos 8 años desde que la tierra se estremeció y el cielo se volvió negro.

Hilda incremento el contraste del proyector y se dispuso a leer la siguiente página. Había esperado mucho por esto, el tomo que tenia sobre su escritorio, había estado resguardado por varios años, desde que fue encontrado y traído a la biblioteca, además, había esperado varios meses más, para que estuviera disponible para ella, después de haber sido turnado por varios historiadores de la Universidad y al fin tenía la oportunidad de leerlo.

Texto original de @amart29, Barcelona, Venezuela, septiembre de 2018

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  4. Orbis, La Zona Olvidada
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Espero que este breve relato haya sido de su agrado, agradezco sus comentarios y opiniones.

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