Manejar las Emisiones En Todo Momento
Para cualquier persona que viva en un país abrazado al estado de derecho, debería ser un trámite común y propio emitir un documento de identidad como es el pasaporte, pero para los no emigrantes es un trámite complejo, lleno de humillaciones, burocracia, extorsión y un desgaste emocional constante que a mi opinión es el precio más alto que paga cada uno de nosotros
En mi experiencia tramitar el mío y el de mi hijo fue un trabajo titánico que me llevo más de un año, porque luego de asistir a la cita lo cual es lo único sencillo de conseguir en el proceso me vi envuelta en la desesperación de pasar semanas y meses esperando la impresión de un documento, viendo todos los días la odiosa pagina del SAIME, (Servicio Administrativo de Identificación y Extranjería), esperado el bendito visto bueno de un sistema intransigente, forzada a soportar las caras execrables de los distinguidos trabajadores públicos que se unen cómodamente al sistema cruel instaurado, pegada a grupos de Whatsapp donde pudiera conseguir apoyo y consejo de otros cientos de cristianos unidos en la misma tragedia, hasta lograr al fin, después de quince meses tener el tan anhelado documento, que aun sin uso se encuentra en el más profundo y consiente resguardo
http://www.venezuelaaldia.com/2019/06/13/paises-aceptan-pasaporte-venezolano-vencido-condiciones/
Pero así como lo reseñe antes, creo que el costo más alto que se paga en esto, es las emociones que se invierten, el sentimiento de esperanza que muere y cicatriza constantemente mellando la fe y la voluntad, dejando paso a la frustración seguido de la rabia y la negación a seguir aguantando tanto desplante. Entonces, en esos momentos todo aquello se une de manera morbosa al resto de circunstancias de atropello y decidía que acompaña a los no emigrantes, por eso ser inteligentes emocionalmente y conseguir de manera efectiva filtrar nuestras emociones determinando cuales vivimos, de cuales aprendemos y con cuales nos quedamos es la calve de la paz emocional a la cual todos tenemos derecho y que después de lo vivido quedo convencida que todos tenemos sin discusión la opción de dárnosla o no.
Briceño Alejandra
