Más todos, no hemos tenido la fuerza o la capacidad financiera para emigrar, y nos hemos quedado haciéndonos los fuertes, muchas veces sufriendo en silencio. Hoy, como todos los días, me levanté para ir a mi trabajo, parece sencillo, pero llegar es una verdadera odisea, comenzando que tuve que comprar dinero en efectivo para poder pagar el taxi, irme sin desayunar, mirar las caras de angustia de gente en colas desde lejos y llegar a una universidad desolada.
Miré sus pasillos con la nostalgia del ayer, pues no había ruido, son esos momentos en los que sientes que todo está perdiéndose. Solo bastó llegar a mi laboratorio de clases y encontrar doce estudiantes, que al percibir mi presencia sonrieron ¡Me sentí feliz! De ver que aún tengo a quién dejar un mensaje. Mi cuerpo se llenó de juventud, sus brillos en los ojos me subieron la esperanza, y mientras les hacía una que otra pregunta sobre el origen de la vida y el universo, entendía por sus intervenciones, que dominaban el tema. Escuché sus dudas, debatimos las repuestas y construimos verdades. Cualquiera que nos veía tal vez se preguntaba ¿Para qué estudiar en este país destruido? ¡están perdiendo el tiempo!...
Mi tricolor se ha nutrido hoy de la esperanza de mis estudiantes, quienes dejaron a un lado sus problemas para ver oportunidades, y encontrar en el conocimiento una ventana hacia la libertad del ser... les tomé fotos, y sentí la necesidad de hacer un post para aplaudir esa capacidad que aún tenemos de salir del fango, ¡Resiliencia! La fuerza que nos mantiene y que nos hace ver la vida en colores, a pesar de las circunstancias.
Por eso, y en honor a ellos, he escrito con el alma las siguientes palabras
Estudiante Upelista
estoy orgullosa de ti
pues grande como un manatí
superas con resistencia
los retos cuya esencia
buscan sembrar apatía
en la gente día a día
pero a ti te hacen sentir
aún más ganas de vivir
y buscar la valentía
---Veo en tus ojos muchos sueños
y brillan con emoción
de aprender siempre un montón
y adaptarlos a tu vida
sin importar la acontecida
de una Venezuela triste
que fue en donde naciste
donde querías morirte
sin necesidad de irte
y mucho menos despedirte
---Hoy tú me enseñas a mí
que es posible el vivir
sin perder la esperanza,
se trata de resistir
quiero luchar contigo
olvidar el desabrigo
quiero sentir la esperanza
y olvidar la desconfianza
que juntos lo lograremos
y que luego contaremos
toda bienaventuranza
Gracias mi Venezuela bendita,
¡pronto seremos libres!