Admisiones sin duda alguna | Literatura

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Fuente: Pixabay

El día de hoy iba a ser testigo de un intercambio un poco absurdo entre personas inesperadamente similares. O como le dicen por ahí, una especie de meet cute. No tan cinematográfico, sin duda nada romántico, pero bastante realista según el contexto de las realidades de ambos personajes.

Ella, cascada de risas tímidas y cabello al viento. Él, filósofo de escritorio, piscina sin fondo de existencialismos a la carta. Estos dos terminaron en la misma tienda, bajo la misma noche, en un festival de alguna razón absurda que ninguno recordaba. Para ambos, el aburrimiento era la musa de su encuentro.

Si les preguntabas, era probable que ninguno de los dos recordase cómo fue que terminaron con un par de velas en las manos, mirando al bosque sin mucha intención más que compartir este instante fugaz con alguien interesado en el mismo vacío existencialista que ellos.

Y la conversación en un punto, de tiesa y aburrida, se tornó en una sucesión de temas extraordinarios. Los primeros, los típicos, intereses, nombres, lo básico. Pero luego al efecto de nada y de todo, los temas se volvieron más extraños. Aliens en instalaciones secretas, pistas para vida de hace millones años, ahora, estaban hablando de la vida y sus complejidades.

-No me gusta decir mentiras, me incomodan para existir.-le aseguró él mirandola a los ojos-Nunca miento.

-¡No te creo!-río ella sin gracia, acostumbrada a lo cliché-Todos mienten, es algo malo pero natural.

-¿Por qué mentir cuando la realidad es tan hermosa? Compleja, llena de incógnitas y paseos por la playa bajo un cielo multicolor. Todo imaginario, claro, pero es la realidad de la vida. La verdad interesa más que la mentira

La chica miraba con recelo. En sus ojos color mar no se veía nada particular, nada extraño, todo eran luces y brillos destellantes de reflejos de la noche que les rodeaba. Parecía un tanto absurdo que estuvieran aquí, esperando lo mismo pero sin nada que los uniera. Y mucho menos con una charla filosófica.

-No acepto esa premisa.-le confesó luego de un largo silencio.-La humanidad está destinada a mentir, siempre.

-¿No lo haces?

-No, la realidad está muy alejada de la verdad absoluta.

-¿Y cómo aseguras eso? Estamos aquí. -dijo tomando su mano un instante, en una especie de caricia extraordinaria y fugaz.-Pero no sabemos hasta cuando...

-Todos vamos a morir, lo sé. Es una realidad.

-¿Y no sería mejor vivirla en la verdad?-le replicó el muchacho, sonriendo.

-No siempre es bueno...-dice en un susurro.

-Sin importar lo malo, la vida es para disfrutarla. Y se disfruta más con la verdad

Pasa otro silencio largo. Ella se sumerge un poco más en la vista del bosque. Lejos de la baranda en la que se apoyan, el infinito potencial de la noche por venir. Ensimismada, no se fijo en que el chico había vuelto la mirada hacia ella. La observaba de forma curiosa, como intentando descifrar sus pensamientos.

-Juguemos a algo un rato ¿Te parece?-sugiere el muchacho, y la chica se inclina hacia su voz.

-Bien... Puede ser interesante.

-¿Qué admitimos sin duda alguna? ¿Qué realidad conoces que es ineludible?

-¡Que el tiempo pasa más rápido cuando haces cosas que amas!-le respondió ella, animada.

-Ahora voy yo: que las metas son alcanzables si y solo si te enfocas en ellas de forma específica.

-Cierto. Otra es, no existe una persona sin problemas de algún tipo. Todos tenemos retos en el mundo de los vivos.

-Esa... esa es una buena. Okay...-dijo el chico, pensando un poco más-¿La mayoría de las personas ayuda otro por su beneficio?

-¡Esa es tan cierta. Bien, entonces, no eres el centro del universo, y tu realidad no es la única que existe-apuntó ella.

-Difiero. Si somos el centro del universo, de nuestro universo. Pero si, solo ver nuestra realidad no la hace única. Aunque actuemos bajo nuestra vista de lo "real".

-Es muy absurdo hacer las cosas así, es como admitir que la realidad está distorsionada para ajustarse a nosotros.-dijo ella mirándolo con intención. Tenía que sacarle una buena respuesta.

-Lo bueno es que con admitirlo, no tienes dudas de tu realidad-le dijo él, sonriente.

La chica sonrió. Y el la imitó al instante. Estaba surgiendo una amistad interesante. Y sin duda, una donde las realidades y las admisiones sin duda alguna serían cosa de todos los días. Por ahora, estos amigos inesperados tenían una noche larga por delante, un festival de aristas variables, bajo la noche fría de esta ciudad con nombre raro.


¿Qué realidad admites sin duda alguna?

Hay historias breves, que salen de esquinas y trozos de realidad medio extraña, Todos válidos, todos perfectos. Estas son realidades que admitimos a destiempo. ¿Qué admites tu? ¿De qué absoluta verdad no tienes duda?

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