Adiós otra vez - Maletas en mano.

Un respiro breve. Cierro los ojos y tomo aire... Ya no hay más nada acá, tengo las maletas en la mano (otra vez) y un pequeño peso de tristeza colgando sobre mis hombros.


Fuente

Poca suerte o muy afortunada, simplemente. En un lugar se cierran ciclos y se abren otros que son complicados de cerrar. La obligación de migrar de mi zona de confort me está llamando otra vez, pero en esta ocasión no me habla apacible, hoy incluso me grita un poco.


Hoy me cuesta un poco más respirar porque el peso del alma no es tan comprensivo como lo era anteriormente. Porque mi compañía fue cegada por mí misma y el exceso de encuentros personales frente al espejo y al micrófono. Yo sólo quería que el sofá y la cama fueran cómodos de nuevo; yo sólo quería sonreír nuevamente mientras charlábamos en la mesa; yo sólo quería poner las velas en ofrendas otra vez; yo sólo quería sentir que este lugar era de mi pertenencia... Pero no es así.

Los lugares cumplen su objetivo y te avalan los sentimientos y las musas que necesitabas. Pero cuando la incomodidad es inaguantable,
es mejor migrar con las bolas bien puestas procurando no soltar un suspiro tan largo. Lo siento, me traicioné a mí misma; juré no hacerlo y juré no llorar.


Fuente

Lo cierto es que vienen caminos mejores y mucha gente más. Viene un disco y más ganas de soñar. Más gente para amar, más sol que decorar, más ansias de brillar. Las musas vendrán a mí y las sonrisas serán constantes; nada estará tan perdido, creo. Y no quiero sentir que estoy desequilibrando mi esperanza, quiero sentir simplemente la paz que me reunió en este sitio, sentirlo en otro lugar. No quiero temerle a mis demonios otra vez.

Mi alma está contigo, Barquisimeto; espérame en la puerta con tu cálido sol y con tu gente sonriente.




H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center