El amor es un valor que representa la base principal de una familia, lo que conlleva a generar emociones de transformación para la vida.
Ahora bien,partiendo de una reflexión de Pérez Esclarín: “Querer es un acto de la voluntad humana que nos invita a vivir amando, a sembrar cada día una semilla de vida y dejar de ser personas con cultura de posesión, egoísmo, tabúes y poder”
En este sentido, hoy en día en Venezuela estamos viviendo en una sociedad donde se visualiza el poco afecto familiar en nuestros jóvenes, y reina el desapego y hace que se genere una tarea difícil pero no imposible en nuestras escuelas para los docentes.
El mundo se arropa de gestos relacionados con la avaricia, vicios, deseo y poder, reflejando que solo importa el bienestar particular y material que satisfaga así necesidades propias, conformándose el individuo con lo que le brinda esa oportunidad sin alcanzar metas superiores, sin percatarse que no es la esencia de la vida, pues debemos ir más allá, y es aquí donde no debemos permitir que nuestros estudiantes se vean inmersos.
Tomando en cuenta lo anterior, la labor docente debe enfocarse, en el despertar esa capacidad en los jóvenes de comprender al otro, tolerarlo, dialogar y escuchar sus problemáticas, reflexionar así antes las mismas e impulsar a soñar y ser felices.
Típs para la enseñanza con amor:
- Educar más y mejor
- Dejar una semilla en cada joven que germine con amor en su transitar por la escuela.
- Reconocer y valorar las raíces de cada uno de nuestros estudiantes.
- Inyectar en cada encuentro pedagógico una gotica de respeto y honestidad
- Generar sentido de pertenencia para así poder valorar todo lo que se tiene alrededor.
- Recibir amor para poder darlo
- Integrar a la familia como los principales educadores de nuestros jóvenes.
- Como docentes debemos reconocer que somos la principal pieza y/o herramienta fundamental para esa transformación social que el país necesita, que con tiempo, compromiso y esfuerzo, se puede lograr
El perfil del docente debe fortalecerse con una formación pedagógica constante y con vocación de enseñar , con voluntad de implementar estrategias didácticas basadas en el respeto y el buen trato para poder transcender en sus estudiantes, lo que incentiva la participación activa y dinámica de los mismos dentro y fuera del aula, por lo que se puede garantizar el amor y la plenitud que genera una sana convivencia familiar y escolar.
En este mismo orden de ideas, la vocación docente debe ser sinónimo de pasión, y la misma va de la mano con el corazón, sin embargo el amar es un sentimiento profundo el cual debe estar impregnado de libertad, felicidad, calidad de vida, sinceridad, fidelidad y otros.
Basado en esa pedagogía tan necesaria, que apuesta a la inclusión debemos amarnos a sí mismo, amar lo que se hace y amar la profesión para poder proyectar ese amor a sus estudiantes, resaltando a su vez los talentos y potenciales de los mismos que le permitan abrir sus alas a la libertad, buscar el bienestar, y por lo tanto debemos aceptar que cada uno es diferente en su cultura, sus problemas, carencias, sueños, miedos e ilusiones por lo que es un rol muy trascendental que si se enseña desde la esencia de cada uno les permitirá su crecimiento y desarrollo integral.
Así que mi invitación es, Eduquemos con amor, por y para la vida, es necesario.!