LA LECCION DE LECTURA

Somos cinco hermanos, siendo yo la tercera. Mi hermana mayor me lleva seis años y el segundo me lleva año y medio.  Cuando yo tenía seis años, mi hermano, que tenía siete y medio ya sabía leer. Mi papá compraba el periódico todos los días, pero los domingos, el periódico traía un encartado (que lo llamábamos suplemento) con historietas para niños. 

Como yo no sabía leer, le pedía a mi hermano que me leyera las historietas, pero si éstas me gustaban, hacía que me las leyera varias veces. Un día, mi hermano, cansado de que le pidiera leer varias veces lo mismo, me dijo: prefiero enseñarte a leer para que las leas tu misma, y sin ser profesor, en una semana me enseñó a leer. 

En esa época, eran pocos los niños que asistían al preescolar. De esta forma, cuando ingresé al primer grado de educación básica, con siete años, era la única en el salón que sabía leer, y cuando la maestra tenía que ausentarse del salón, me dejaba cuidando y anotando en el pizarrón a quienes se portaban mal. La maestra no entendía como yo había aprendido a leer sin haber ido al preescolar, y le parecía increíble que un niño de tan corta edad, hubiese enseñado a otro niño pequeño a leer, y creo que lo hizo muy bien, porque toda mi vida he sido amante de la lectura, y actualmente, con 55 años de edad, me fascina leer.  

Esta soy yo, junto a mi hermano, el profesor de lectura

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