El trato a los venezolanos en nuestro propio país es el mismo que se le da a los animales. La comparación entre las dos imágenes lo dice todo y muestra la realidad. El sistema de transporte es el peor del mundo, me atrevo a decir, puesto que somos transportados en camiones como si fuésemos ganado o cerdo. No existen ni las mínimas condiciones de seguridad. Es un verdadero infierno lo que a diario se vive en este país. La gente para poder realizar sus diligencias o tener que ir al trabajo se ve obligada a montarse en estos camiones abarrotados, soportar el maltrato y las ofensas de los transportistas a lo cual se le suma el abuso en el cobro del pasaje con aumentos que ellos arbitrariamente establecen y que muchas veces exceden el 500% del valor normal.

Observo un alto grado de conformismo y resignación a flor de piel. Pareciera que no está en el ánimo de los venezolanos ni siquiera intentar recuperar las condiciones en que vivíamos. Cuesta menos resignarse que luchar por recuperar las condiciones de una vida digna. En relación al transporte colectivo, cualquiera podía pagar un taxi y darse el lujo de esperar a que pasara el mejor vehículo con aire acondicionado porque había de sobra. Los microbuseros competían entre ellos por mantener sus unidades de transporte en buenas condiciones y los usuarios éramos selectivos al momento de escoger el microbús de nuestra preferencia. El trato a los usuarios en aquel entonces era respetuoso. Nada de eso ocurre en la actualidad. Aunque hay personas, entre las cuales me encuentro, que nos negamos rotundamente a hacer uso de esos camiones para trasladarnos al trabajo, no es menos cierto que la inmensa mayoría ya se acostumbró a trepar como ganado y conducidos bajo la inclemencia del sol o un chaparrón de lluvia si fuese el caso. ¡Definitivamente, el orgullo del venezolano se fue “pa’l carrizo”! ¡No encuentro otra explicación!

Por último me despido con esta reflexión que considero oportuna dado lo bien que se acopla al contexto de lo que se expone en este artículo. Espero que sirva para despertar la consciencia.