Las runas de Odín.

Según las leyendas, Odín fue quien inventó las runas, el primer alfabeto que utilizaron las naciones nórdicas, cuyos caracteres, que significaban misterio, fueron al principio utilizados para la adivinación y conjuros poderosos, aunque posteriormente sirvieron para hacer inscripciones. Ya que la sabiduría podía ser obtenida sólo a costa de sacrificio, el mismo Odín relata que estuvo suspendido nueve días y noches del árbol sagrado Yggdrasil, contemplando las inconmensurables profundidades de Niflheim, sumergido en profundos pensamientos, llegando a herirse a sí mismo con su lanza, antes de adquirir el conocimiento que deseaba.

Sé que colgué del árbol azotado por el viento nueve noches completas, atravesado por la lanza y a Odín entregado, yo mismo a mí mismo. Ningún hombre sabe de qué raíces ha nacido este árbol. No me dieron pan, ni a beber del cuerno; miraba hacia abajo; levanté las runas, las subí bramando, di de nuevo en la tierra. Cuando dominó completamente su conocimiento, talló runas mágicas sobre su lanza Gungnir, sobre la dentadura de su caballo Sleipnir, sobre las garras del oso y sobre otras incontables cosas animadas e inanimadas. Y ya que había permanecido suspendido sobre el abismo durante tanto tiempo, se le consideró entonces como la divinidad de los que eran condenados a ser colgados.

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(-Fhtagn)

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