Sobre sapos y ranas

Hubo un tiempo en que yo creía que los sapos parían ranas...

Recuerdo mis años mozos cuando los niños del vecindario jugaban frente a mi casa. Había plenitud de juegos, y siempre inventaban juegos nuevos.

Una vez inventaron un juego curioso, no exento de morbo... No sé de dónde, sacaron un sapo gigantesco y lo pusieron en medio de la carretera, tal vez para ver si algún chofer altruista y piadoso lo adoptaba.

Había un problema con el sapo. No se quedaba tranquilo en la carretera. Siempre se venía para la orilla. Los carros no lo veían.

Largo rato estuvieron los niños poniendo y volviendo a poner el sapo en medio de la carretera, hasta que alguno gritó: "¡allá viene Mateo! ¡allá viene Mateo!"

Mateo era un conocido chofer de un camión 350 que transportaba cargas desde PEDECA, una empresa de explotación de piedra caliza que, con explosiones, demolieron cerros en los sectores de Agua Caliente y Las Peñas, no muy lejos del vecindario del sapo.

El sapo corría para salir de la vía....
Mateo entendió el juego de los niños, y movió el volante hacia el sapo que huía.

La rueda alcanzó al sapo llegando a la orilla. Lo aplastó por un extremo y se abrió por el otro, salpicando a sus verdugos con las entrañas y otros regalos...

Todos los demás niños nos acercamos para contemplar los tristes despojos del sapo "recién adoptado", y yo me sorprendí de ver entre las vísceras del sapo el cuerpo completo de una rana adulta. "Pobre sapa embarazada" pensé...

Hubo un tiempo en que yo creía que los sapos parían ranas...
Pero ya me aclaré que los sapos son una familia y las ranas son otra. Ya me aclaré que los sapos se comen a las ranas y, en épocas de crisis, se comen entre ellos mismos.


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Créditos del texto: Amaponian Visitor (@amaponian)
(Hacer clic en la imagen para ver la fuente)

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