En esta sección vamos a publicar pequeños relatos
Tengo una libreta repleta de notas. Está llena de palabras inconexas escritas en un inútil intento de convertir situaciones cotidianas en una mera adaptación ficticia que se adecúe a los gustos del espectador. El amor, la inseguridad, tristeza e incluso el humor se dejan entrever en cada una de esas páginas que se preguntan cuál es su historia. Si se mostrarán en todo su esplendor o no saldrán de ese cajón húmedo y mohoso dispuesto a vaticinarles ese lúgubre final sin final.
Con el tiempo, la olvidas. Ya no recuerdas ese recóndito lugar donde guardaste todo ese batiburrillo de información difusa e insignificante, pero, entonces ¿Por qué la añoras? ¿por qué, cada noche, escuchas esos balbuceos que penetran en tu cabeza en busca de una salida? No puedes evitar sentirte feo, solo y enamorado. El tiempo de jugar a ser quien no eras se ha acabado. Por lo menos, hasta lograr enterrar toda esa mierda que ha salido a flote. Tu moral está por los suelos y no puedes dormir. Las notas se vuelven legibles a la par que intensas mientras tus virtudes y defectos revolotean por todo tu cuerpo en un enfrentamiento a positivismo o negatividad.
El temido tiempo avanza sin tregua. Sin preocuparse de resolver lo que el contenido de tu libreta quiere. Te abrumas y se acelera tu respiración. No tienes respuesta y menos, una solución.
Tengo miedo, te dices mientras recuerdas esos versos de Neruda que describen tu situación;
Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.
Tengo miedo, repites nuevamente. He ahí el problema. Ya se puede buscar una solución. Es como una tela de araña que te paraliza por dentro. Caminas pero no avanzas, hablas pero no dices nada y tu sonrisa vislumbra un vacío oscuro que hace juego con tu mirada.
Recuerdas que no temes a tu libreta. Temes al miedo. Al miedo del rechazo, del error. Temer al miedo antes de saber lo que es el miedo implica temer al mundo y el mundo está demasiado asustado de todas esas personas que construyen su presente día a día para que nadie les moleste en un futuro.