¡Hola! Bienvenido seas a ésta nueva línea, donde te explicaremos como se una anécdota curiosa, vincula muchas de nuestras secciones, justo como lo hace la leyenda japonesa del hilo rojo. Para ello, necesitamos explicarte todo sobre dicha leyenda ¿Ya la conoces?
Hay muchas formas como se percibe el futuro, está la versión Terminator, donde nada es seguro y cada quien escribe su propio futuro con sus acciones. Y la otra versión es aquella donde el futuro está tallado en piedra, todos somos parte de un plan majestuoso que ocurrirá, no importa cuánto nos esforcemos por cambiarlo.
De éste lado del charco, los románticos idealizan cómo sería su pareja ideal, que gustos, características físicas y otra clase de información, se le llama “Alma Gemela”, a la cual estás “destinado” a conocer, pero en el lejano oriente son mucho más pacientes. Ellos, tienen otra “fuerza” un poquito diferente, creen que tus acciones en ésta vida, tendrán consecuencias que pagarás, o disfrutarás en tu vida próxima. Le llaman “Karma”.
Existen dos versiones, pero la más popular es la de un emperador, quien se enteró, por una bruja, que todas las personas están atadas a su “otra mitad”, con un hilo invisible al ojo humano, que puede estirarse, tensarse o enredarse, pero jamás romperse. Interesado, el mandatario exigió conocer a la mujer en el otro extremo, sin embargo, la bruja le presentó a una mujer, quien sostenía a su bebé en brazos mientras ofrecía sus productos en un austero mercado.
Iracundo, el hombre empujó a la señora tirándola junto con su hija al suelo, la bebé sufrió una herida profunda en su rostro. Luego de eso, el rey ordenó la inmediata ejecución de la bruja, pues creyó que se trataba de una terrible broma. Años después, el joven regente debía contraer nupcias, por lo que eligió a la hija de un general para que fuese su reina.
El día de la boda, la futura novia se presentó en el lugar con un hermoso vestido blanco y un velo, debajo de éste, se encontraba un rostro joven, marcado por una cicatriz, idéntica a la que se dibujó en el rostro de la bebé de aquél mercado. Una vez más, la enseñanza es que no importa lo que hagamos, existen ciertos eventos o personas, que deben ocurrir en nuestra vida.
