En ocasiones subestimamos la alimentación de los niños, en especial el desayuno y la merienda escolar, y sucede que existe una estrecha relación entre lo que el #peque come, su crecimiento y su capacidad de concentración. La nutricionista Virginia Aguilera de @saludnutricional explica que “el desayuno es la comida más importante que el niño debe ingerir al despertarse, porque le dará fuerza para iniciar las clases y realizar el resto de sus funciones”. Este plato debe estar compuesto por carbohidratos, proteínas y grasas. Los carbohidratos le aportan energía a sus músculos y al cerebro para que su cuerpo funcione correctamente.
Si el niño no desayuna adecuadamente entonces su cerebro no contará con la suficiente capacidad para prestar atención a clases o para jugar, algo que a muy corto plazo incidirá en su rendimiento escolar. “Si no comes, no le estás colocando gasolina al tanque y el carro no puede arrancar”, analiza Aguilera.
Otro factor que influye en el desempeño del niño es no comer una merienda adecuada o no tener nada para comer. La hora de la merienda también es una comida importante que debe estar compuesta por carbohidratos, proteínas y grasas porque le permiten recargar las energías que ya ha consumido a mitad de mañana. La idea es que el peque siempre se mantenga activo durante su jornada escolar.
Comprendamos que la proactividad, el desarrollo y el sano crecimiento de nuestros niños siempre van a depender de una buena alimentación. Es por ello que debemos ser responsables de los diferentes platos de comida, de la elección de los alimentos y de su preparación.