Mi Arte, Parte De Mi Sonrisa


No recuerdo exactamente qué edad tenía, pero era una niña muy pequeña. La primera vez que vi la película La sirenita, apenas sabía hablar. Sinceramente no sé cómo se quedó esto en mi cabeza. Hacía frío, era diciembre, lanzaban fuegos artificiales en el cielo. Yo maravillada de ver tantos colores, recordé esta película. Recostada en el balcón y vigilada por mi abuela, dije: "sata medusa". Se traduce a "santa medusa". Copiando la misma frase que el cangrejo Sebastián decía al ver los fuegos artificiales, en la escena en la que Ariel se acerca al barco. Yo en mi inocencia creía que el nombre de los fuegos artificiales era "sata medusa".

Al ir creciendo, fui dibujando personajes de caricaturas. Eran las portadas de mis cuadernos. Era imparable.

La verdad desarrollé este amor, desde pequeña. Para mí no es un pasatiempo. Es una forma de liberarse, expresarse, volar en un cielo que solo yo puedo tocar. Y en mis sueños, recreo el más hermoso paisaje que puedo lograr imaginar. Esto me salva.

Decidí hacer una recopilación con algunos de mis dibujos favoritos. Y con esto me refiero a, con los que me he sentido feliz.

A continuación, día de prácticas de cuarentena. He oído muchas veces, que resulta complicado dibujar las manos, no lo voy a negar. Sin embargo, sentí cierta satisfacción al probar diferentes formas.


¿La parte divertida? 🤭 Esto tiene cierto tiempo conmigo, cosa del pasado. Se supone que era un chico que me gustaba. Con quién haría un intercambio de retratos, pero que nunca se cumplió. Demás está decir que puse mucho empeño en él. Mi parte favorita, sus lentes (incluso sigue guardado entre mis apuntes de universidad).


Esto lo recuerdo con tristeza y nostalgia. Les presento a Kitty, una gatita que quise adoptar, no me dejaron tenerla en casa y la tuve que devolver, después de eso no volví a verla. Cómo le tomaba muchas fotos, decidí apreciar su recuerdo.


Este también es nostálgico. Tardé en terminarlo, pero ese día que lo culminé, fue la última vez que ví a mi madre, que estaba a punto de partir a otro lugar lejano. Se iría de viaje, y hasta entonces, he tenido que extrañarla.


¿Quién es? ¡Yo! Mi segundo autorretrato, porque el primero no me gustó. Una foto muy coqueta en la que me rozan los rayos del sol en una ventana.


Un día esperando a que la profesora de gramática llegase a la clase, decidí distraerme dibujando en una pequeña agenda en la que solía anotar prácticamente todo. Ella estaba retrasada por una fuerte lluvia. Y yo, estaba perdida entre mis pensamientos irónicos y soñadores.


El cerdito adorable, irresponsablemente lo hice durante la clase de sociología, pero ¿para qué mentirles? No quería dormirme y eran las siete de la mañana.


Y por último, pero no menos importante ¡Dibujo de cuarentena! Al inicio de la cuarentena, mientras cedía a la ansiedad. Conversaba con un amigo, dónde surgió la idea de colocarnos mutuamente un reto como dibujantes. El resultado, un humanoide. Cuya belleza femenina amé.


Necesito de aquellos trazos, aunque tenga que repetirlos, en algunas ocasiones, de fotografías. Solo esas luces que yo puedo crear, reviven mi alegría. Puedo sentir la textura. Ver el tono en que me deslizo, a través de un lápiz… quiero pensar que esto es lo que me enorgullece, a veces.

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