Rosario Castellanos: poesía eres tú


Fallecida el 7 de agosto de 1974, con apenas 49 años, en un absurdo accidente en Israel, donde ejercía como embajadora de su país, la poeta Rosario Castellanos es una de las más importantes figuras de la literatura mexicana del siglo XX. Nació en Ciudad de México en 1925, pero vivió hasta 1950 en Chiapas, donde descubrió su arraigo indígena. Se graduó en Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, e incrementó sus estudios universitarios en España. Fue profesora de Filosofía en la UNAM y en varias universidades estadounidenses (Wisconsin, Colorado, Indiana). Su obra literaria es diversa, pues escribió y publicó novelas, libros de cuentos y ensayo, también teatro. Pero donde obtuvo mayor renombre fue en la poesía. De sus libros en este género pueden nombrarse: Al pie de la letra (1959); Lívida luz (1960); Materia memorable (1960) y Poesía no eres tú (1972), que reúne toda su obra poética de 1948 a 1971. También se le reconoce por ser una firme defensora de la mujer y sus derechos. Recibió varias distinciones y premios, como el Premio Xavier Villaurrutia en 1961 y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 1962. Varios lugares e instituciones culturales mexicanas llevan su nombre.


Retrato de Rosario Castellano en dibujo recreativo - Fuente


La poesía de Rosario Castellanos está hecha de una profunda y sensible conciencia vital del amor y el desamor, de la soledad y de la muerte, con imágenes capaces de despertar en nosotros la comprensión y la solidaridad con lo hondamente humano. Así, por ejemplo, podemos leer en su poema "Destino": "El hombre es animal de soledades, / ciervo con una flecha en el ijar / que huye y se desangra". De su obra he escogido cuatro poemas breves que reproduzco y comentaré de manera general al final.

Nostalgia

Ahora estoy de regreso.
Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
—sal, espuma y estruendo—,
y toqué con mis manos una criatura viva:
el silencio.

Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.


El otro

¿Por qué decir nombres de dioses, astros
espumas de un océano invisible,
polen de los jardines más remotos?
Si nos duele la vida, si cada día llega
desgarrando la entraña, si cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero está
presente a todas horas y es la víctima
y el enemigo y el amor y todo
lo que nos falta para ser enteros.
Nunca digas que es tuya la tiniebla,
no te bebas de un sorbo la alegría.
Mira a tu alrededor: hay otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura de tu muerte.


La poeta mexicana Rosario Castellanos - Fuente


Desamor

Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.


Presencia

Algún día lo sabré. Este cuerpo que ha sido
mi albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.

Esto que uní alrededor de un ansia,
de un dolor, de un recuerdo,
desertará buscando el agua, la hoja,
la espora original y aun lo inerte y la piedra.

Este nudo que fui (de cóleras,
traiciones, esperanzas,
vislumbres repentinos, abandonos,
hambres, gritos de miedo y desamparo
y alegría fulgiendo en las tinieblas
y palabras y amor y amor y amores)
lo cortarán los años.

Nadie verá la destrucción. Ninguno
recogerá la página inconclusa.
Entre el puñado de actos
dispersos, aventados al azar, no habrá uno
al que pongan aparte como a perla preciosa.
Y sin embargo, hermano, amante, hijo,
amigo, antepasado,
no hay soledad, no hay muerte
aunque yo olvide y aunque yo me acabe.

Hombre, donde tú estás, donde tú vives
permaneceremos todos.


Como adelantábamos arriba, la poesía de Rosario Castellanos está caracterizada por su gran hondura vital. Así lo apreciamos en el primer poema, donde el sentimiento de la nostalgia es condensado en pocas y emotivas palabras, como quien se reencuentra con lo perdido solo por el recuerdo y el silencio. Luego tenemos ese agudo clamor por la solidaridad con el prójimo, ese otro con el que compartimos el dolor y la muerte. Nada más terrible que el desconocimiento que puede significar el desamor, como lo expresa el tercer poema con lapidaria dureza. Y, por último, "Presencia", curioso nombre para un poema que habla de la muerte, pero como esta puede ser trascendida, no solo porque nos fundimos en lo orgánico y lo cósmico, sino porque permanecemos en la conciencia y el alma de los hombres.


Referencias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Rosario_Castellanos
http://amediavoz.com/castellanos.htm


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Gracias por su lectura.




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