Una breve reflexión sobre la violencia

Sobre la violencia

Se dice que el siglo pasado ha sido el siglo más violento de toda nuestra historia, pero, me pregunto ¿ha habido algún siglo en el cual no haya tenido presencia la violencia? Pareciera que la violencia forma parte de eso que somos, como una suerte de fantasma que acecha en las sombras de la sociedad. Como fenómeno social, ha captado la atención de muchos filósofos, sociólogos y de pensadores a lo largo de nuestra historia.

Una de las pensadoras del siglo pasado se adentró en este fenómeno, desde la perspectiva fenomenología. Esta corriente nos invita a explorar la experiencia de la violencia en nuestra sociedad vivida en su esencia más pura. Hannah Arent tiene una visión interesante y aunque no pretendo hacer un acercamiento a su filosofía o a su texto, intentaré exponer algunas ideas sueltas sobre la violencia que vienen a mi mente.

Se suele asociar la violencia con actos meramente físicos que infligen daño corporal. Sin embargo, la fenomenología nos invita a mirar más allá de lo propieamente fisico. La violencia, desde esta perspectiva, se revela como un fenómeno intersubjetivo, una suerte de danza macabra entre el agente y la víctima que va más allá de lo meramente físico.

Por otro lado considero que en el corazón de la violencia reside la intencionalidad. El agente, movido por diversas motivaciones, busca ejercer poder sobre el otro, convertirlo en un objeto a ser dominado o controlado. Esta cosificación del otro, esta negación de su humanidad, es la esencia de la violencia. De modo que la violencia no es más que un macabro ejercicio de poder. Lo que nos conduce a una ruptura de nuestro modo de vivir, eso que nos hace humanos de algún modo se podría diluir frente a la violencia.

Nuestro mundo, se ha construido a base de frágiles consensos y normas, fenómeno que se ve trastocado por la violencia, generando caos, miedo y destrucción. Tal destrucción no es más que la destrucción de la alteridad, del otro como semejante

Es más que evidente que en toda relación violenta existe un otro, una víctima que sufre las consecuencias del acto. Este otro, más allá de ser un simple objeto, es un rostro que nos interpela, que nos exige una respuesta ética. La alteridad se presenta como el horizonte que a la vez posibilita, lo que hace que sea imperativo tomarnos en serio una ética de la no-violencia.

Siempre escuchamos que todos repudian y aborrecen la violencia, pero, ¿quién realmente está haciendo algo al respecto? La fenomenología como herramienta filosófica nos ayuda a revelar la complejidad de la experiencia de la violencia, nos abre las puertas hacia una reflexión en torno a la ética de la no-violencia. Esta ética que se debe basar en el reconocimiento del otro como persona, en la responsabilidad hacia su bienestar y en la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos, independientemente si hablamos de individuos o naciones.

Creo que tenemos como meta comprender este fenómeno, sino que sin esbozar el panorama completo, no podemos aspirar a avanzar hacia una sociedad más pacífica, donde el respeto y la empatía sean los pilares fundamentales de la convivencia.

Aunque falta mucho más rigor en estas palabras, creo que son simplemente una invitación a profundizar más al respecto.


Mantente curioso!





| X | Instagram | Medium |Telegram | LinkedIn | INLEO |

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center