Microrrelato para el concurso de @monster-one. La culpa

Todos los días tenían el mismo color, la misma textura áspera y el amargo sabor desde que había comenzado la cuarentena. Caminaba a casa por la misma calle de siempre, pero me parecía desconocida. Extrañaba el bullicio de los carros y de la muchedumbre que iba y venía. Estaba cansado, arrastraba mis pies adoloridos y llevaba encima el peso de esa voz agazapada en mi cabeza que me repetía la culpa, me negaba a escucharla, pero ella insistía. Me agobiaba. Al mismo tiempo, me justificaba pensando en que tenía que hacer lo que hice porque el confinamiento de estos días había echado para atrás toda la mejoría. Me dolía verla tirada en la cama, inmóvil, frágil y perdida, no sé si me reconocía, pero me miraba como pidiendo clemencia. Solo me acercaba, le retiraba los cabellos de la cara y la alimentaba. Aflojaba un poco los nudos, mientras yo estaba.