Poseídos por la lujuria (Novela cómica y erótica) prologo y cap: 1 autor: Franklin Dum

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Prologo:

Un hombre no puede poseer a todas las mujeres del mundo en la vida real pero en su pensamiento tiene el poder para poseer a todas las que quiera, después de todo la parte más exótica y erótica de todo ser humano es su mente, existen encuentros sexuales que solo suceden en nuestra imaginación, allí hasta las aventuras más prohibidas y alocadas pueden suceder y la mejor parte es cuando esas aventuras se hacen realidad.
Son extraordinarias las formas en que personajes totalmente distintos se unen por un lazo de amor y comedia en una historia basada en hechos que seguramente forman parte de mi imaginación lasciva, pero dejando la lujuria y el chiste de un lado pienso que las personas reales transformadas en personajes en esta historia causaron gran impacto en algún punto de mi vida, quizás, por ciertas cosas que son difícil de explicar, lo asombroso es que esas mismas personas fueron vistas por mi totalmente diferente a como ellos creían verse cuando estaban metidos de lleno en el papel de su vida. Sus personalidades me llenaron de inspiración y pude crear algo que considero hermoso a través de ello.
Lo magnífico de reír y soñar es que lo puedes hacer siempre y cuando quieras, puedes estar sentado en tu escritorio con un simple lápiz y papel y en tú mente seguramente puedes estar imaginando a la mujer de tus sueños o a una persona especial, un paisaje, una escena, puedes imaginarte hasta otra vida que no sea la tuya, puedes imaginar que vuelas por los cielos, que eres el rey del mundo, que todo está bien cuando el mundo se cae en pedazos, puedes imaginarte todo si abres tu mente pero nunca te olvides de tener los pies sobre la tierra.

Capítulo 1: Me da pena admitirlo pero me enamore de mi profesora de castellano.

No estoy seguro como fue que un adolecente común acostumbrado a la monotonía de una ciudad pequeña como lo era la ciudad de Maturín, ubicada en el estado Monagas, pudo meterse en tantos problemas. Mi nombre es Jericó tenia dieciséis años cuando todo comenzó, como la gran mayoría de los adolescentes vivía con mis padres y asistía al colegio, no era el mejor en clases más bien mis calificaciones eran un asco que mi madre prefería no prestarle mucha importancia, tenía una hermana llamada Susana y un hermano llamado Manuelisa, ambos eran mayores que yo, mi hermana era una obstinada y mi hermano un completo idiota, no me llevaba bien con ninguno de los dos pero al final eran mis hermanos y los quería. Nunca fui un joven tan chistoso, ni inteligente, ni con un talento en especial, tan poco era muy bien parecido que digamos pero encajaba bien en el montón. Fantaseaba con encontrar a una súper chica sexi que me aguantara mis berrinches y creyera en mis sueños, sin embargo, por otra parte la idea de la chica perfecta para mi me tenía totalmente sin cuidado porque al igual que la mayoría de los adolescentes del montón hubiera salido con cualquiera que me prestara atención, no obstante, sentía una gran atracción en particular por las mujeres con algún tipo de autoridad y también tenía una extraña tendencia a enamorarme de mujeres unos cuantos años mayores que yo sin tener mucha suerte que digamos.
El día en que mi vida se escapó de la monotonía comenzó como un día normal, la alarma del despertador sonó tan bulliciosa como de costumbre, me levante de la cama de mala gana y deje escapar un gran bostezo que resonó en toda mi habitación, camine hasta el hediondo baño y estando frente al viejo espejo agrietado del lavamos me mire detenidamente, cepille mis dientes con flojera, me tire algunos besos, lave mi rostro y termine observando la pequeña calcomanía de una chica en biquini en una de las esquinas del espejo, luego, me senté en el escusado para cagar pero en vez de eso me masturbe viendo las cementadas revistas porno que estaban en la tapa del mismo retrete, digo cementadas no porque estuviese pavimentadas sino porque usualmente estaban llenas de rastros de mi semen por todas partes.
DIOS PERO QUE TRISTES SON LAS PAJAS CUANDO NO SE TIENE NUEVO MATERIAL…Pensé tras terminar de hacer lo que estaba haciendo.
Fui a la ducha y me bañe hasta quedar perfumado por el olor del jabón de baño y el champú con el que enjuague mi cabello. En aquellos días tenía el pelo largo y desaliñado, mi larga pollina tapaba mi amplia frente ocultando uno que otro grano en su bastedad, esa era una de mis características físicas en aquellos momentos, además, de mis grandes ojos marrones, mis pequeños labios y mi nariz achatada.
Demonios soy un galán. Me dije a mi mismo mientras me volvía a ver en el espejo después de haberme duchado.
Dicen que las personas con un autoestima jodido y una vida miserable se inventan mentiras así mismas para sentirse mejor, creo que yo era ese tipo de persona aunque me diese pena admitirlo.
Luego de haberme duchado me seque con la toalla llena de agujeros que solía utilizar y me vestí con la típica ropa escolar para asistir al colegio, una camisa marrón, un pantalón gabardina y un par de zapados deportivos color negro. Salí de mi habitación y descubrí una carta al lado de un tazón colmado de cereal y café con leche que estaba sobre la mesa en el comedor. Cuando leí la carta esta decía lo siguiente:
“Querido Jericó nos fuimos de viaje junto con tus dos hermanos tu tía Virginia llegara en cualquier momento a la casa para cuidar de ti, no te atrevas a faltarle el respeto”. ATT mama.
¡Rayos!... no puedo creer que se hayan ido de viaje sin mí. Refunfuñe.
Me senté a comerme el cereal rápidamente antes de que se me hiciera tarde para ir a clases, al terminar tome mi bolso con mis cuadernos y un lápiz dentro y emprendí una caminata hacia el colegio, el cual, no quedaba muy lejos de casa. De camino al colegio me topé con un anciano que de manera muy cortes me rogo que le diera una limosna. Saque un bolívar de mi bolsillo y se los di, entonces este me agradeció y me dijo:
Tendrás muy buena suerte hoy por haberme ayudado.

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Me tengo que ir. Hasta luego. Respondí.
Al llegar al colegio el bullicio de los estudiantes al oír la campana que indicaba la hora de entrada era ensordecedor, todos hablaban camino a sus salones de clase. Me apresure al ver que la mayoría estaban entrando a sus salones, subí las escaleras repetidas veces hasta llegar al tercer piso en donde se hallaba mi salón de clases. Por suerte era joven y enérgico y la corta caminata no tenía un gran efecto en mí como lo tendría si fuera viejo y gordo, además, estaba acostumbrado a realizar esa caminata casi a diario. La clase estaba a punto de comenzar todos los demás estudiantes ya estaban sentados en sus asientos y la profesora estaba a punto de abrir la boca para iniciar, era la clase de castellano en la que iba casi reprobado y había llegado tarde muchas veces antes así que esto le restaría puntos a mis rasgos personales pero eso no me importaba mucho.

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Buenos días. ¿Puedo pasar? Pregunte con nerviosismo mientras mis mejillas se ruborizaban y la candente profesora de castellano me observaba con sus fascinantes ojos de gata.
Por supuesto señorito Jericó, pase y siéntese por favor. Respondió la profesora con cara de pocos amigos.
La profesora de castellano era el tipo de mujer de la que era imposible quitarle la mirada de encima, tenía el pelo rubio, un rostro de ángel, unos labios hermosos y un cuerpo despampanante, su nombre era Lumina. Sin embargo, aunque era un joven soñador, egocéntrico y con mucha autoestima pensaba que ella era una de esas mujeres imposibles de alcanzar.
Es una completa diosa. Pensaba mientras suspiraba desde mi asiento y la observaba dar la clase.
En el momento en que soñaba despierto con aquella profesora candente que dictaba la clase sentí como el borrador con el que borraban la pizarra hacia contacto con mi frente y desperté de repente.
Señor Jericó… ¡Preste atención y deje de soñar! Exclamo y todos los demás estudiantes pusieron la mirada en mí como si fuera un bicho raro.
Si señorita Lumina. Respondí muy nervioso mientras me rascaba la cabeza en señal de mi nerviosismo.
¡MIERDA SE DIO CUENTA QUE ESTABA PENSANDO EN ELLA CARAJO…! Pensé
La profesora prosiguió con la clase y segundos después mi mente sucia me volvió a jugar una broma, me la imagine en un traje de policía sexi con unas esposas en una mano y un látigo en la otra. La baba se me caía y mis manos no dejaban de sudar frio, estaba totalmente cautivado por aquella mujer tan hermosa, sin embargo, segundos después sentí como un tacón hizo contacto con mi rostro y volví nuevamente a la realidad.

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¡Señor Jericó deje de mirarme de esa manera! Exclamo nuevamente la señorita Lumina y todos los demás estudiantes volvieron a posar su mirada en mi pero esta vez como si fuera un pervertido.
¡CARAJO SE VOLVIO A DAR CUENTA…! Pensé nuevamente mientras me ponía rojo como un tomate.
Discúlpeme señorita Lumina pero no sé qué me está hablando. Respondí rápidamente para persuadirla un poco.
Creo que todo el mundo aquí presente se ha dado cuenta que ha estado fantaseando quien sabe con qué. Replico aparentemente furiosa.
¡NO PUEDE SER HE QUEDADO COMO UN PERVERTIDO…! Pensé nuevamente.
¿Qué le hace creer que estaba fantaseando? Pregunte muy nervioso.
Le hice una pregunta y no respondió, además, se estaba babeando mientras me observaba.
¡OHHHH…AHORA SI LA CAGUE….! Volví a pensar.
Bueno es solo que tengo mucha hambre…Mentí de forma muy conmovedora para salir ileso de esa conversación.
OHHH… Lo siento señor Jericó no tenía idea de que no había desayunado ya estaba mal interpretando la situación. Respondió la señorita Lumina aparentemente muy convencida.
No se preocupe. No fue mi intención incomodarla con mis necesidades.
Tenga esta dona que compre hace rato. Comento la profesora mientras me ofrecía una dona envuelta en una bolsa de papel que había sacado de su cartera.
Acepte sin reparos el obsequio de la profesora, sin embargo, las miradas llenas de odio por parte de mis compañeros de clase me daban escalofríos. Cuando tome la dona la profesora me pidió que saliese del salón y me la comiese para calmar mi hambre ya que no estaba permitido comer en el salón. Disfrute cada bocado que le efectué a la dona su sabor dulce y agradable hacia que me sintiera más alegre que de costumbre, pero lo que me hacía tan especial aquella dona era que aquella hermosa mujer me la había regalado, esto me hacía poner una cara de imbécil enamorado que cualquiera se daría cuenta.
¡DEMONIOS ESTOY ENAMORADO DE MI PROFESORA DE CASTELLANO! Pensé mientras devoraba aquella dulce dona y unas lágrimas de alegría se escapaban de mis ojos…
Al terminar de comerme la dona note que los demás estudiantes comenzaron a salir del salón de clases, al parecer la profesora había dado por terminada la clase por alguna extraña razón que no lograba entender en aquellos momentos. Entre al salón para buscar mis cosas y la profesora estaba allí de pie como esperando algo, me sonroje al verla. Entonces tome mis cosas dándole la espalda por unos segundos a la profesora quien se mantenía en silencio mientras me observaba detalladamente, luego, sucedió que cuando estaba a punto de marcharme escuche como la puerta del salón se cerraba despacio y vi como la hermosa profesora Lumina pasaba el seguro.
Quiero hablar con usted señor Jericó… Dijo la profesora de manera seductora.
¿Que se le ofrece querida profesora? Pregunte muy nervioso mientras mi cara enrojecida por los nervios lo decía todo.
¿Usted siente algo por mí? Me devolvió la pregunta.
AHHHH…. ¿QUE DEBO HACER?… ¿QUE DEBO HACER?...Pensé muy asustado por la pregunta.
Creo que estoy completamente enamorado de usted, ocupa gran parte en mis sueños más íntimos. Respondí sacando valor de lo más profundo de mi ser.
Está bien cumpliré uno de sus sueños… Contesto mientras me miraba con aquellos ojos seductores.
¡OOOOHHHHH….ESTO ES UN SUEÑO HECHO REALIDAD…! pensé.
La profesora se quitó la camisa lentamente mientras que yo temblaba observando fijamente su cuerpo escultural, mis manos sudadas eran una señal que estaba realmente nervioso, mi rostro enrojecido como un tomate era una señal que me estaba muriendo de los nervios, mis piernas temblorosas también eran señal de aquel nerviosismo. Sus senos perfectos bajo aquel sostén rosa se veían tan firmes y provocativos que comencé a sudar y morderme los labios del deseo, note como su carita angelical se ruborizaba tenuemente como una inocente damisela en su primera vez, aunque sospechaba que no era el primero claro, no era tan pendejo pero eso no me importaba en lo absoluto, mi corazón latía desesperadamente de igual manera. Entonces ocurrió que cuando la hermosa profesora se quitó el sostén y dejo sus senos perfectos al descubierto comencé a sangrar a montón por la nariz debido a la excitación y segundos después me desmaye quedando completamente inconsciente.
En el momento que me desmaye fui a parar a un lugar que parecía una nube y un sujeto vestido con un traje violeta se apareció delante de mí, este individuo era el mismo viejo al que le había dado limosna aquella mañana pero esta vez estaba bien vestido.

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¿En dónde estoy? ¿A dónde se ha ido la señorita Lumina? Pegunte con desespero.
Tu candente profesora de castellano sigue en la tierra tú ahora mismo estas en una nube. Esa mujer tiene un poder sorprendente hasta yo me excite desde aquí. Respondió el anciano.
¿Quién carajo eres tú?
Yo soy el dios de la lujuria y el erotismo pertenezco a la casta más baja de las deidades que rigen este mundo.
¿Y qué diablos quiere el dios de la lujuria con un simple adolecente cuyo sueño de ver a su profesora desnuda fue arruinado?
Quiero que tomes mi lugar como el nuevo dios de la lujuria.
Eso es imposible yo no sé nada de lujuria y apenas he visto una mujer desnuda en las revistas para adultos.
Sí, pero nunca había visto un chico con tanto deseo en su corazón. Además tienes imaginación para el erotismo y eso es lo que hace tan especial.
¿Y de que me servirá ser el nuevo dios de la lujuria?
Todos los sueños lujurioso y eróticos que imagines con gran deseo se harán realidad. Esta es una oferta única que te hará dejarte de las tristes pajas.
Entonces acepto. Respondí sin pensarlo.
Que así sea, te nombro dios de la lujuria no te arrepentirás de esta decisión.
Desperté en la enfermería, mis ojos recuperaban su visión lentamente y allí estaba la enfermera, una chica joven, de cabellera crespa, senos pequeños, tés morena, ojos café y nariz perfilada, sentada en un banco quien aparentemente esperaba que reaccionara.
¿Y la señorita Lumina? Pregunte muy agitado al no verla por ninguna parte.
Ella se fue a su casa hace rato, gracias a dios que estaba cerca cuando te desmayaste, te trajo a rastras hasta aquí. Respondió la enfermera.
Ya veo…Comente con un poco de nostalgia en mi alma por no aprovechar aquella oportunidad.
En ese momento fije mi mirada en la enfermera y me pareció muy linda. Entonces pensé en lo que me había dicho el supuesto dios de la lujuria en aquel sueño y por pura curiosidad desee a aquella mujer para ver si funcionaban los poderes que me confirió aquel sujeto en aquel sueño. Y sucedió que la enfermera empezó a jadear como un lobo sediento.
¿Te importa si me quito la ropa tengo mucho calor? Me pregunto la hermosa enfermera.
¡LOS PODERES SI FUNCIONAN…! Pensé muy excitado mientras permanecía completamente paralizado por aquella escena que parecía sacada de una porno.
Estoy tan caliente, no me puedo controlar… Dijo la enfermera.
La enfermera se disponía a desvestirse desesperadamente mientras sudaba levemente por cada poro de su sensual figura juvenil, como una comida dentro de un microondas, se quitó la camisa blanca y el sostén negro que cubría sus pequeños senos en punta, mientras que yo la observaba muy excitado sin poder apartar mi vista de su cuerpo semidesnudo, luego, se bajó los pantalones igual de blanco como su camisa y dejo a la vista sus pantis naranja. Mi corazón se aceleró a tal punto que pensé que iba a desmayarme nuevamente por los nervios, sin embargo, esta vez contuve mis nervios y seguí observando el espectáculo hasta llegar al clímax, la chica bajo sus pantis lentamente y se abalanzo hacia mi sin pensarlo.
Luego me bajo el cierre y uso sus labios durante unos minutos para comenzar la acción, estaba tan excitado que se podía notar en mi rostro completamente ruborizado, al terminar de usar su boca para complacerme me recosté en la cama y ella se subió sobre mí y empezó a saltar sin parar, sus gemidos hacían eco en la enfermería donde solo ella y yo nos encontrábamos, eso me excitaba aún más, cambiamos de posición después de un breve momento, la hermosa chica se colocó de espalda y se inclinó un poco quedando con sus suaves nalgas bien paradas. En ese momento ya no sentía nervios sino las ansias de satisfacer mis deseos carnales, empecé a trabajar en ella durante unos cuantos minutos mientras se encontraba en esa posición hasta que de pronto alguien entro a la enfermería sin siquiera tocar la puerta antes de entrar. Esto sucedió porque la joven enfermera olvido pasarle el seguro a la puerta antes de comenzar con la acción.
¡AHHHHHH….! Exclamo la joven enfermera.
¡MIERDA ESTOY ACABADO! Pensé cuando vi a la directora del colegio parada allí con un aparente asombro.
¡¿Que está pasando aquí?! Grito la Directora.
No es lo que parece…Respondió la joven enfermera sin saber que decir.
Entonces se me ocurrió desear también a la directora para ver si funcionaba y me salvaba del castigo o una posible expulsión y ocurrió que funciono y esta se unió a nosotros diciendo lo siguiente:
¿Están después a hacer un trio? Pregunto la directora del colegio mientras se comenzaba a desvestir sin siquiera esperar una respuesta.
Por supuesto. Respondimos la enfermera y yo casi al mismo tiempo.
La escena era tan cadente y al mismo tiempo extraña y enfermiza que no podía creer lo que estaba pasando, mi primera vez fue en un trio con la enfermera y la directora del colegio a donde asistía… ¿no era eso una verdadera fantasía?...Y lo mejor es que ambas eran muy sexis, la directora era algo madura pero resultaba ser muy hermosa al igual que la enfermera que era mucho más joven, el cuerpo de la señora Margaret como se llamaba la directora era esbelto de tés blanca, ojos claros, cabellera roja y un rostro serio pero excitante, sus senos eran de un tamaño intermedio y sus nalgas flácidas también poseían un buen tamaño. Ambas mujeres disfrutaron un buen rato conmigo hasta que no pude más con tanto ajetreo, el gemido de ambas acabo cuando deje de castigarlas y el deseo abandono mi mente. Al terminar con aquel espectáculo ambas mujeres estaba apenadas, por lo ocurrido y se vistieron rápidamente sin decir palabra alguna excepto por el comentario que dijo la directora al acabar con toda aquella locura.
Esto no debe volver a ocurrir nunca más. Y debe quedar en secreto por el bien nuestras reputaciones.
Si señora directora, esto no saldrá de aquí. Respondí mientras asentía con la cabeza.
Salí de la enfermería dejando atrás a las dos mujeres con las que había tenido relaciones, las cuales, se quedaron conversando en aquel lugar y una voz suave se escuchó en el pasillo vacío del colegio.
Jericó… Jericó… Jericó, mírame querido Jericó. Decía la extraña voz.
Mire hacia todos lados pero no pude localizar la fuente de aquella voz hasta que fije mi mirada al techo y fue ahí cuando logre ver a una cosa abominable caminando sobre él, mientras desafiaba a las fuerzas de gravedad evitando caer en picada. Era una criatura parte mujer y parte ciempiés, su cabellera carmesí combinaba con el rojo intenso de sus pequeños ojos, sus senos descubiertos eran grandes y de tal redondez que se podía apreciar la perfección en ellos, su humanidad llegaba hasta su delineada cintura después de ese punto lucia como un ciempiés.
¡¿QUE CLASE DE DEMONIO ES ESTE?! Pensé.
Así que tú eres el nuevo dios de la lujuria, pero si solo eres un niño. El viejo tiene un extraño sentido del humor, creo que le pareció gracioso dejarle ese cargo a un pequeño chico insignificante como tú, sabiendo que los demonios como yo disfrutan mucho devorando almas vinculadas a poderes divinos.
Alto yo no soy un dios solo soy un chico normal…Respondí.
No me mientas pequeño Jericó veo como fluye el poder divino de tu aura insignificante, además, puedo tus pensamientos y escudriñar tu mente. Por cierto, ha sido interesante como has comenzado a usar tus poderes divinos con los mortales me recuerdas mucho al anciano que te antecede.
¡Por favor no devore mi alma! Le rogué.
Eso es algo que no te puedo asegurar.
En ese instante aquella criatura salto en picada hacia mí, pero logre evadir velozmente su ataque, el cuerpo colosal de la criatura parecía que pesaba una tonelada porque con su caída quebranto el piso del colegio en aquella área y provoco un leve temblor que fragmento los cristales de todas las ventanas del lugar. Estaba totalmente paralizado después de evadir aquella embestida, el dolor no era algo que me agradase y menos la idea de ser devorado por aquella criatura, de pequeño nunca me gustaron las confrontaciones y siempre huía de ellas, sentía miedo de cualquier adversario y ahora tenía uno frente mi tan grande y aterrador que estaba a punto de orinar mis pantalones.
¡ESTOY ACABADO! Pensé.
Te equivocas querido Jericó hoy es tu día de suerte, creo que devorarte no sería tan divertido como ver la forma en que utilizas tus poderes, además, lo más probable es que si te devoro el viejo me asesinaría así que no te hare daño alguno por ahora.
Dime una cosa… ¿hay otros como tú? Pregunte.
Por supuesto, pero no todos tendrán la misma compasión que hoy tuve por ti así que te recomiendo que hagas más fuerte si quieres sobrevivir.
Ya sé cuáles eran las intenciones del viejo al cederme su lugar como dios de la lujuria, el de seguro deseaba alejarse del peligro que eso conlleva.
Sus intenciones me tienen sin cuidado, pero dudo mucho que haya sido por esa razón el disfruta mucho el peligro y la violencia aparte de la lujuria, creo que tú mismo tendrás que descubrir que fue lo que vio en ti, además, de aquel deseo en tu corazón que te dijo ver cuándo te cedió su lugar divino en el cosmos. Por cierto te recomiendo que no utilices tu poder tan seguido si no quieres atraer a más criaturas como yo.
Gracias por perdonarme la vida…
Hasta próxima querido Jericó. Se despido la criatura mientras se desvanecía en el aire como un producto mi imaginación.
En ese instante salieron la enfermera y la directora de la enfermería muy alarmadas y observaron muy sorprendidas el piso quebrantado por unos segundos. Sus miradas se dirigieron hacia mí después de eso y sus rostros de asombro se podían ver a simple vista.
Ha temblado hace un momento. ¿Cierto?
Si…si señora. Respondí sabiendo que no me creerían si decía toda la verdad de lo sucedido.
Lo mejor es que se marches a su casa joven Jericó ya no tiene nada que hacer aquí. Comento la directora con un tono muy autoritario.

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