No todo lo que nos gusta es bello…

Estaba corriendo como las brizas en la noche,
corriendo y corriendo sin parar,
al momento de llegar a orillas de aquel acantilado,
sola se ve, sola estará…

Contemplado la inmensidad del mar, una joven llora sin cesar,
miro detenidamente su rostro de piel muy blanca parecida al tercio pelo,
lagrimas tan brillantes como el diamante ruedan por sus mejillas sin parar.
Me acerco poco a poco, para consolar aquella joven tan hermosa.
Solo se recuesta en mi pecho mirando aquel acantilado llorando sin parar.

Ya en un espejismo de gran felicidad,
aquella bella mujer me lanza al acantilado sin decir nada mas,
me agarro del borde y veo su cara demencial,
con color de ojos tan negros, tan profundos como una noche sin estrellar,
y mucho más allá, su felicidad plena.

Impactado con la hermosura de aquella mujer y sin fuerzas,
sabía que era mi hora de irme de este mundo conociendo a esta bella doncella.
Con lo último aliento de mis fuerzas le digo:
“Mi querida bella no temas, de tu caos emocional a mi paz plena”

Relato de mi autoria.

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