Yo me quedo en Venezuela

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Soy una soñadora viviendo en Venezuela.

Entre las críticas y reproches que recibo, hay una que es constante “¿Por qué una caraja como tú sigue viviendo en Venezuela?”.

Esa pregunta aliñada con sarcasmo me hiere el alma profundamente. Y hoy quiero responder por qué aún sigo en esta Venezuela que, ante los ojos de mucho, parece ya solo un río de muerte y mediocridad.

Sigo en mi país, como mucha otra gente valiosa e inteligente que apuesta por dar la batalla desde aquí, creo en mi país porque no estoy sola, porque es verdad que muchos se han ido pero aún quedan millones de luchadores, trabajadores y profesionales que apuestan por una Venezuela radiante.

Sigo en Venezuela porque me regala los mejores atardeceres, porque los médanos, playas y montañas tampoco se han ido. Porque el Guararira Repano y el Pico Bolívar siguen regalandonos su majestuosidad.

Pero acaso ¿no estás pasando trabajo?... Me dicen

¿Trabajo? Ufff, mucho… vivo una vida que no soñé pero que me tocó vivir, cambie la comodidad del carro por largas caminatas, el agua solo sale por mi ducha cada dos meses, el resto del tiempo toca cargarla y hacer sufrir mi espalda, ahora debo administrar cada bolívar, así que hago mil tareas, mis horas como profesora universitaria disminuyeron y ahora también trabajo como Community Manager, Fotógrafa, Repostera, Asesora de lactancia y estoy aquí, escribiendo, no solo para dejar huella sino también intentando obtener otros ingresos ya que es imposible vivir con un solo salario.

Todo eso es pasar trabajo, queridos lectores, vivo en un país plagado de dificultades pero en ese mismo país la risa y el buen humor nunca hacen pausa, si en este momento hay un sismo en menos de media hora habrá cientos de memes y chistes hablando del temblor.

La solidaridad está en la mirada de cada persona, recuerdo cuántas mujeres llegaron a mi casa entre el 2014 y 2015 a regalarme dos o tres pañales cuando no se conseguían por ninguna parte y a ningún precio, es una vaina tan impresionante que ahora mismo mis ojos “se aguarapan”.

La creatividad es el don que todas descubrimos en los últimos seis años, creatividad para cocinar variados menús con los mismos alimentos, creatividad para hacer los disfraces y carteleras escolares, creatividad para no dejar de reír. Nos volvimos ecologistas, ya no existen los productos desechables, vasos, platos, cucharas y un sinfín de cosas se lavan y guardan para una próxima ocasión.

Estoy aquí porque la bondad del venezolano es infinita. Estoy aquí porque todos nuestros monumentos naturales también siguen aquí, porque la sabiduría en la mirada de mis padres me dice “quédate”, sigo aquí porque me he renovado, porque estoy emprendiendo, porque las oportunidades se esconden en la adversidad, porque no me gusta ser espectador.

Sigo aquí, y no soy la única.

Fotografía: Ciara Gómez Jardin botánico de Maracaibo. Diciembre 2018

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