Las organizaciones inteligentes, son aquellas donde todos sus miembros, en todos los niveles y sobre la base del respeto en un clima emocional armónico, aprenden mediante el trabajo colaborativo y creativo, se involucran en el desempeño conjunto y sus resultados en la organización. Estas organizaciones, son capaces de transformar los conflictos y trabajar en equipo por una meta común, aprendiendo en interacción con los demás.
Daniel Goleman (1999) en su libro titulado Inteligencia Emocional, describe que “Las organizaciones inteligentes derivan del reconocimiento de que existe un conjunto de destrezas para la vida”, referidas al manejo inteligente del aspecto emocional-social; que se comprende, como un conjunto de competencias que constituyen un tipo especial de inteligencia: la Inteligencia Emocional, que ha pasado a ser visto como un concepto clave para el desarrollo de las organizaciones.
Por su parte, Peter M. Senge (1994) en su obra titulada La Quinta Disciplina; define una organización de este tipo, como aquella que posee información y conocimiento: está informada, es perceptiva y clara. “Las Organizaciones Inteligentes, son aquellas capaces de aprender permitiendo así expandir sus posibilidades de crecimiento. Están en aprendizaje permanente, acá no basta con adaptarse y sobrevivir sino sobre todo desarrollar la creatividad.”
Es por ello que la capacidad de dirigir las propias emociones y liderarse uno mismo, es un valor esencial y determinante para aquellas personas que están destinadas a liderar cualquier tipo de organización. Todos los sabios antiguos ha expresado esta frase "Conócete a ti mismo."
Este enfoque de observar las sensaciones desde la ecuanimidad emocional, es un recordatorio de que la tarea consiste en ser una luz en nosotros mismos, para poder iluminar a otros y comunicar lo que trasciende más allá de la forma de aparición que adopta un rol gerencial dentro de una organización, los seres humanos somos frágiles a las sensaciones que percibimos del entorno y creativos por naturaleza, siendo conscientes de está realidad enfocamos la energía con inteligencia y usamos los recursos dispuestos a crear propuestas que sirvan al desarrollo de la especie humana.
Valores Comunicativos En La Gerencia
El talento humano se convirtió en eje fundamental de la gestión gerencial y este cambio, relevó la necesidad de brindar más atención a las actitudes, sentimientos, emociones, modos de relación y factores de afirmación personal de los gerentes, lo cual condujo al descubrimiento de que la función de liderazgo gerencial exige atributos personales, ya que el campo psicológico y emocional, es un espacio vital en el que se encuentra la persona y su ambiente laboral en la organización.
Enric Corbera (2013), afirma en su libro Biodescodificación El Código Secreto del Síntoma, lo siguiente “Decimos entonces que entramos en incoherencia emocional, porque lo que pensamos, decimos, sentimos y lo que hacemos no está en coherencia con lo que realmente queremos hacer, sentir y pensar”. Muchas veces nuestros sentimientos y pensamientos son unos y nuestras acciones son otras y esto hace que la incoherencia se muestre en nuestros cuerpos en forma de malestares físicos, no comprendemos o no queremos ser conscientes de que a los únicos que engañamos es a nosotros mismos.
A partir de estas ideas el tema del liderazgo se ha hecho central en toda la teoría organizacional y se le considera como uno de los factores decisivos del éxito o fracaso de la gestión. Las sociedades y su cultura emocional, tienen un vocabulario emocional, unas normas emocionales y unas normas de expresión que definen, en cada situación y para cada posición social que ocupe el sujeto, qué debe sentir y cómo debe expresar sus sentimientos.
Aristóteles, hace más de veinticinco siglos, afirmaba que “todos podemos enfadarnos, pero que muy pocos son capaces de enfadarse en el momento adecuado, con la persona adecuada, por el motivo adecuado, en el tono adecuado”.
La Gerencia con Enfoque De Género
La Gerencia con enfoque de Género, es un área de conocimiento en formación, que está fuertemente apoyada por el incesante crecimiento de la investigación sobre las pautas excluyentes y discriminatorias que dominan las culturas organizacionales en sus objetivos, procesos y productos. Hombres y mujeres con frecuencia utilizan recursos diferentes, que marcan distintivamente sus estilos de comunicación, sus estrategias de carrera y sus mecanismos de poder, factor éste altamente relacionado con la capacidad de influir sobre los demás para gerenciar situaciones y personas.
De acuerdo con esto, las diferencias entre la mujer y el hombre ocupan cada vez más el interés de los investigadores del comportamiento humano. El cerebro del hombre y la mujer parece funcionar distinto en algunos aspectos; las zonas del cerebro que se activan en situaciones específicas son diferentes si se trata de un hombre o de una mujer, por tanto sus respuestas frente al mismo estimulo difieren.
Según Drucker (1999) en su libro Los desafíos de la gerencia para el siglo XXI. Sostiene que "El trabajo hay que hacerlo y el recurso para ello son los trabajadores. Esto implica la organización del trabajo de manera tal que resulte lo más adecuado posible para los seres humanos y la organización de las personas de manera tal que trabajen en la forma más efectiva y productiva, considerando al talento humano como un recurso, que tiene, a diferencia de todos los demás recursos de la organización, personalidad y emociones, ciudadanía, y control sobre si trabajan, cuánto y cómo y en consecuencia necesitan motivo, participación, satisfacciones, incentivos y recompensa, conducción, estado y función. Y es la gerencia y solamente ella quien puede satisfacer tales necesidades.
Esto significa que la gerencia administrativa en las organizaciones más allá de estar influenciada por el carácter de las personas que están al mando, su éxito no es un asunto de la personalidad del hombre o la mujer, sino más bien tiene que ver con cualidades presentes en todos los seres humanos como el respeto, responsabilidad, diligencia, conocimiento, liderazgo, empatía y una comunicación asertiva de los procesos hacia todos los niveles, las organizaciones son organismos vivos y la función final de la gerencia es dirigir al talento humano y a la gestión de todos los procesos para lograr propósitos.
Es por ello que las organizaciones inteligentes, son aquellas donde los gerentes practican la inteligencia emocional y crean espacios dinámicos para desarrollar el trabajo colaborativo.
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