El arte de cantar

Si la música está aquí para proporcionarnos placer (del tipo que sea), ¿cómo es posible que, cegados por el egoísmo y la racanería miserable de mantener cerrada con fuerza nuestra billetera, podamos odiarla? ¿Cómo podemos odiar e insultar al que la crea, al que nos ofrece irrenunciables momentos de belleza?

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