Furia se llamó el caballo de José Teodoro Heredia... Así comienza el corrío en honor a uno de los caballos de coleo legendarios que ha existido en la historia del país. Al punto, que su canción la ha interpretado otra leyenda del Folklore como lo es Juan de los Santos Conteras, "El carrao de Palmarito".
Cuentan que fue un caballo de coleo con cualidades excepcionales, que murió por la envidia de los adversarios de su dueño. Su nobleza y su valor, son retratados magistralmente en la composición musical, pero nada iguala a la realidad.
Luis Alberto Crespo en su libro: `”Llanos de los hombres”, nos recuerda que el dueño de Furia, era Teodoro Heredia y titula el articulo “Diez tiros por un caballo”. Era un ruanito ponche crema, redondo en ancas y de pecho musculoso que alumbraba con su crin y su pelaje el circulo polvoriento del hato. Tenía marcado el número 50 en la paleta. Eduardo Arreaga se lo regaló.
Alejandro Bolívar,fue el encargado de prepararlo y la primera hazaña fue en la sabana. Había un ojeo del ganado parado, un toro surgió de una calceta y voló por encima del pasto. Alejandro Bolívar azuzo al potro y sintió el empuje poderoso de su arrancada. En un pedacito de sabana lo alcanzó y volteó al torazo, tomándolo por la cola hasta dejarlo por tierra, patas arriba, por el “filo e lomo”, como reza el idioma del coleo.
Era un potro de bozal solamente. Desde esa vez ,el ruano paso a ser Furia, el” Celaje de los llanos”
Se hizo famoso en las mangas de coleo,valiente,rápido y firme : “Un caballo como Furia, no lo parirá otra yegua” dice el Carrao de Palmarito en su canción.
Allá, en las mangas de coleo,los amigos no se cansaban de ofrecerle dinero a Teodoro Heredia o de proponerle buenos negocios por Furia.
“Vende ese caballo Teodoro, hay gente muy envidiosa ten mucho cuidado” oía decir después de cada tarde de toros coleados o cuando regresaba a su casa en el caballo fogoso y activo. Los asesinos estaban en las talanqueras , en todas partes o en los clubes de Tinaco y Valencia.
Una noche de Enero de 1967,Furias y sus 10 yeguas pastaban en el potrero del hato “La Palma”. Nadie oyó nada. Los asesinos (porque fueron varios, dice Teodoro) sacaron el caballo del potrero, lo llevaron a la quebrada de El Pesquero y le dispararon por el lado de montar, diez tiros con una pistola calibre 22. Cuatro balas le apagaron la inteligencia, una quebranto la esbeltez de su cuello, otras se abatieron sobre sus poderosos músculos de sus hombros y la ultima busco su corazón, su señorío.
A la mañana siguiente un amigo fue a despertar a Teodoro Heredia a El Tinaco. Furia estaba en el potrero echado, humillado. Teodoro lo encontró bajo un roble, alzo la cabeza y lanzo un relincho cuando lo vio, fue a buscar a un médico. El disparo que lo mató se le quedo en el codillo, al lado del corazón. Duró sin embargo, ocho días. La ultima vez que lo vi, estaba mejor, comió y se arrecostó al muro. Así lo encontró Chamorra, el peón que lo cuidaba, a la mañana siguiente murió parado y nunca se supo quien lo mató.
Hoy, despues de compartir con Ustedes esa historia de mi llano, rindo homenaje puro y sincero a aquellos animales que se han vuelto familia, y que han labrado sus puestos en la historia con honor, lealtad y valentía. Hoy con Ustedes dejo mi pequeño Homenaje a "Furia" y deseo que en el cielo de los caballos, siga siendo "El celaje de los Llanos"
Si te ha gustado este post, deja tu comentario, vota por él y compartelo para que otros lo puedan disfrutar.