Primeramente, para todos aquellos que me conocen en esta plataforma, y como ha sido mi trayectoria, no esperé tanto de ustedes, quienes me han seguido y apoyado en cada una de mis publicaciones, les agradezco en cada una de ellas por su bella recepción, porque eso para mi, como en muchas ocasiones lo he demostrado, vale más que un voto.
Este post, que hoy realizo, lo escribo, porque no sabría expresarlo con palabras escuchadas, soy más de escribir y es mi fuerza en este momento.
Quiero contarles...
.... Hace algunos meses, un familiar, muy muy cercano, fue a pescar y se dio un golpe en el bote, lo que le ocasionó que se le inflamara la rodilla y la pantorrilla, por lo que asumimos que pudo haber sido el golpe y no nos preocupamos. Le dimos analgésicos y listo.
Luego ya unos días después, vemos que no baja la hinchazón y decidimos llevar a este familiar a la clínica, porque ya era evidente que no era normal.
Estuvo hospitalizado una semana, y entre estudios y estudios no encontraron un diagnóstico preciso: El primero, fue una Trombosis; el segundo una celulitis, el tercero, un acceso de líquido. En fin tantas cosas extrañas que a la final de estar aquí y allá, de hospital a la clínica, entre tantos desaciertos, siempre al final de cada diagnóstico: un tratamiento y ejercicio físico. Al menos caminar.
Fueron pasando los meses y el acceso fue creciendo. Volvemos a llevarlo a la clínica y esta vez el diagnóstico fue que había que operarlo, que tenía un acceso de grasa, nada de que preocuparnos.
Pero en vista ya de los desaciertos de estos diagnósticos, y recursos económicos, lo llevamos al hospital Militar de Caracas, con ayuda de unos amigos allí, se pudo ingresar satisfactoriamente, y las expectativas fueron otras:
Debemos hacerle una biopsia, yo no puedo operar sin saber a que me estoy enfrentando. Dijo el médico.
Tres días más de estudios, no se pudo hacer la biopsia allí porque el oncólogo no pudo llegar, por razones ajenas a su voluntad, así que de vuelta atrás para hacer urgentemente la biopsia en una clínica privada. buscamos económicamente ayuda, pues el seguro, ya se había ido, pero gracias a Dios, lo logramos.
A la espera de 10 largos días. Dieron el diagnóstico: tumor maligno.
Recibimos está noticia que nos ha llegado a nuestra casa, devastados y desesperados, me disculpan todo el relato, Me disculpan los médicos, se que tenemos muchos médicos excelentes en nuestro país, pero lamentablemente nos tocó llegar a aquellos que no alcanzaron a identificar un tumor maligno hace 6 meses. Tal vez si esto se hubiese identificado a tiempo hoy no sería la causa de nuestras lagrimas y desesperación.
Nos enviaron a Caracas, a la Floresta exactamente, una clínica privada, de la cual hemos recibido las mejores referencias para tratar estos casos, pero resulta que para que un corazón siga latiendo en Venezuela, hay que subir al cielo y bajar mil veces o sencillamente dejarlo morir.
Recibimos el presupuesto ayer:
Las indicaciones de las cuales nos encontramos también en su búsqueda:
Este familiar, de quien les hablo, es el padre de mi esposo, quien vive a nuestro lado, un viejo maravilloso, siempre con buen sentido del humor, haríamos lo que fuese por él, merece que su corazón siga latiendo, es nuestra forma de agradecer a nuestros padres, quienes nos trajeron y nos formaron para la vida.
ESTE ES MI SUEGRO, ILDEMARO PORTILLO:
La situación país, a todos nos ha afectado, los hospitales se encuentran devastados, nos encontramos recaudando fondos, para este ser humano, A QUIEN QUIERO MUCHO.