Bueno, desde la última vez que estuve acá, muchas cosas han pasado y algunas no han cambiado. De las que han cambiado es que Max ya no está conmigo. Volvió al cielo, donde les ponen colas a los ángeles cuando se les acaban las alitas y orejitas largas cuando se acaban la aureolas.
Desgraciadamente, de las que no han cambiado, está ESTE GOBIERNO. Con otro presidente, pero EL GOBIERNO MEJMO PERO MUCHO PEOR.
Esto a desatado una diáspora y el venezolano de Cocorote que en su vida se imaginó vivir en Noruega, ahora lo llaman SVEN porque a sus vecinos les cuesta mucho decir "YHONKEMBERX DE JESÚS"...
Foto: Freepik
Así estamos. Nos debatimos entre irnos o quedarnos, entre vivir y sobrevivir, entre aguantar y escapar... y de verdad que no juzgo a los que se van, porque SÉ que sus razones son tan nobles como las mías para quedarme. Yo no me voy y a menos que ocurra algo muy extremo, aquí me quedo. Pero quien se va esta en todo su derecho de buscar una vida mejor para su familia, un futuro para sus hijos o enviar dinero a los que se quedan aquí. Claro que nunca faltan ESOS que se llevan sus malas mañas a otros países, a esos me encantaría los dejaran PRESOS PARA SIEMPRE. Le harían un favor a la humanidad y a Venezuela del tamaño del Salto Ángel.
Y es que uno se cansa de extrañar el país que un día tuvo. El país donde los viernes te ibas con tus amigos a comer y llegabas de madrugada, donde cualquier excusa era buena para una parrilla, con tus utilidades hacías desgüase, comprabas regalos a media humanidad, te quedaba para los estrenos y hasta hacías hallacas. Ibas a una farmacia y comprabas el medicamento que querías, los supermercados tenían todo lo que deseabas, no lo que hay. Eso cansa, agota.
Salir sin que la gente critique con eso de "no estamos para fiestas". Uno quiere una vida lo mas normal posible y muchas veces el precio para lograrla es dejar todo atrás y reinventarse o sencillamente te quedas y te reinventas aquí con lo que tienes. La vida es ESTO y lo que somos es lo que vivimos.
Solo digo que si decide irse, hágalo consiente de que es como nacer
de nuevo y tome sus previsiones para que le vaya bien (a menos que sea un enchufao, entonces deseo que lo metan preso en Tailandia con heroína).
Si ya se fue, recuerde que ya no está en Venezuela. Sea humilde, pero no arrastrado, sea educado y agradecido. Usted es el mejor embajador de nuestro país, porque después del escándalo de las Misses ni en ellas podemos confiar para esta labor. Pórtese bien, y no haga NADA que no quisiera que su mamá y su abuelita se enteren.
Foto: Freepik
Y si usted es como yo, negado a irse, haga lo mejor para que este país sea un poco mejor. Sea educado, de el ejemplo, pelee por lo que crea justo, no se deje arrastrar por la barbarie y mantenga un saludable grado de locura para sobrellevar la cordura que pesa tanto.
Recuerde que la vida es muy rara, muy loca y llena de giros... y uno tiene que saberse ir con elegancia porque nunca se sabe quien va a estar de portero cuando vuelva... No sé, digo yo!
Foto: Freepik
Y dígame...¿Usted se va, se queda o ya se fue? Desarrolle su respuesta.!