Les contaré lo que me ocurrió hace varios años atrás. La conocí en mi primer empleo, es bella blanca delgada, cabello negro brillante, cintura de avispa, sus ojos son como la materia oscura que sostiene al universo. Siempre la veía en caja, yo estaba en seguridad, siempre cruzabamos las miradas, palabras en doble sentido se iban y venian en nuestras cortas conversaciones, una noche al salir de la tienda le invité un helado, luego caminos entre la gente por sabana grande, el bulevar de mi ciudad natal, nos sentamos en el rincón más oscuro de la plaza, allí no pudimos contenernos y nos besamos apasionadamente, mis manos recorrían muy de cerca sus senos, pero ella me tomó por sorpresa besando desenfrenamente mi cuello, de repente, sentí un intenso dolor así como si te enterraras un tornillo en la piel, mi sangre ya tibia recorría mi cuello podía sentir como se enfriaba y dejaba de correr por coagulación, tuve mucho miedo pero no podía safarme, aquella mujer de tez delgada tenía una fuerza impresionante, no supe más de mi, desperté en un hospital 7 días después, me sentía algo mareado pero a la vez muy fuerte, hoy sigo enamorado de esa mujer, lo cierto es que desde ese entonces me fascina beber la sangre de una mujer sentir la carne desgarrada entre mis dientes y colmillos, el olor a bronce el sabor metálico de la sangre caliente en mi lengua es adorable.
