Me encontraba entre lo finito y lo infinito, entre el ser y no ser. Me encontraba en el lugar donde había puesto en práctica cada rutina, obteniendo siempre el mismo resultado. Y aunque sentía que había vivido todo… aún existía un vació en mí. Así que decidí ir de universo en universo buscando la respuesta a una interrogante: ¿qué más me hace falta vivir para sentirme pleno?
Luego de un largo recorrido, llegue a un universo. A un extraño planeta llamado “tierra” y tome un aspecto agradable para desenvolverme en ese ambiente. En mi recorrido pude encontrar algo único e inimaginable. Un ser lleno de luz y de delicadeza, que dentro de su imperfección resultaba ser lo más perfecto que hasta ese momento haya visto. Pude sentir un extraño frío que recorría mi cuerpo, pude sentir como el frio se convertía en calor cerca de mi pecho y un extraño tic tac que cada vez era más intenso en mí.
¿Qué es esto?
¿Qué me sucede?
No encontraba respuesta a lo que me estaba sucediendo.
De pronto decidí detener el tiempo para admirar con más precisión a aquel ser que hacía sentir cosas extraordinarias en mí. Y así fue que con tan solo una mirada pude sentir lo que era el amor por primera vez… y así fue como comenzó esta historia que no me ha dejado avanzar en el tiempo.