SOBREVIVIENTE
Apareció en la playa una mañana. Tendría unos 10 años, rubio, ojos azules. Su ropa era extraña para nosotros que vestíamos pantalones cortos y franelas viejas. Su majestad al salir del agua dejó a todos perplejos. Mi madre corrió a su encuentro; se le sumaron otras mujeres y niños. Los hombres estaban en altamar, de pesca. Lo llevaron a una cabaña, le quitaron la ropa mojada y lo enrollaron en una cobija cerca del fuego casi extinto, con un vaso de leche que no tomó. No había vestigios de traumas en su rostro fino e inmaculado y respondió dudas de forma ausente, sin pensar mucho ni mirar a quien preguntaba.
–¿Cómo llegaste aquí?
–Nadé y caminé.
–¿Venías en un barco?
–No.
–¿En avión?
–No precisamente.
–¿Y tu mamá?
–No sé.
–¿Qué edad tienes?
–No sé.
–¿Cuál es tu nombre?
–No sé.
Las mujeres se alejaron cuchicheando.
–Es muy extraño todo –dijo una, asombrada.
–Hoy antes que saliera el sol hubo un resplandor, como un relámpago, pero más largo, sin trueno –replicó otra– ¿Lo vieron?
Ninguna respondió.
Él no quiso jugar con nosotros. No sonrió, ni lloró. Era como un muñeco sin alma.
–¿Dónde vives? –me acerqué.
–No sé.
–¿Qué sabes entonces?
–Me los llevaré conmigo –fue la única vez que me miró a los ojos.
-¿Adónde?
Silencio. Fijó sus ojos en el mar.
Asustado, fui con mi madre, pero no me creyó. Huí. Pasé la noche detrás de las dunas; nadie me buscó. Antes del amanecer hubo un destello y corrí al campamento. No había nadie.
Espero les guste este corto relato que produje para el Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi256 de @trenZ. Lean las bases y participen que están a tiempo.